miércoles, 4 de junio de 2014

SI EL MENÚ ES BAZOFIA, CAMBIEMOS LA CARTA


Desde que se puede dejar sin asistencia médica a los pobres para mejorar el sistema nacional de salud o se puede despedir a cientos de miles de trabajadores para crear empleo, un partido socialista puede ser monárquico. Como en una tormenta, con todo su aparato. Por el consenso que propició la Transición, como si fuera una cosa mística, también heredada, como los genes de la Cabeza del Estado, chicharrones dinásticos porque sí. Aunque seas vegetariano. Te los comes. Haber mirado el menú, te dicen. La Constitución, te dicen. Pero si la Constitución la hizo el Gran Chicharrón... Ah, haber pedido muerte. Sin una mayoría brutal en el parlamento, no hay cambio de menú que valga, que para eso lo escribieron los padres de La Carta, para que nos saliera la monarquía hasta por los ojos y tuviéramos que aguantar a los dos cocineros viejos (PP y PSOE) por los siglos de los siglos, burp, amén. Ya podría pedir el referéndum el propio Chicharrón Sustitutorio, El Preparado, por vergüenza torera y por si en algo respeta la Democracia "Real" (que no nos referíamos a ti, melón), pero me da a mí que no va a ser así. Por cómo están de eufóricos los cantantes de palacio y por cómo se aclaran la garganta en todos los medios los corifeos empresariales que van a asistir al catering, nos damos por follados con los fastos, de acuerdo por ahora, que resucite Lola Flores para la sobremesa y que a Cayo Lara no le dé un síncope de canas sin resarcimiento (el tema de Lara, como en Doctor Zhivago, pero la melancolía es con la República), que nos vemos en la hoja de reclamaciones del restaurante sí o sí. Sólo se puede escribir en ella cada cuatro años, pero ya sólo quedan dos. Paciencia. Por éstas que mandamos a tomar por saco vuestro menú de sopas de sobre (PP) y pechuga a la villeroy en gorra de plato. Si el menú es bazofia, cambiemos la carta. Por muy "magna" que sea.