miércoles, 18 de abril de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (39)

Los que bebemos agua sucia de nosotros mismos.
Los que nos vestimos sin mirarnos
y los que os ponéis de calzoncillos
un coche despatarrado
somos distintos como dos lluvias
en esta ciudad sin postres.

No soy mejor que el mejor de vosotros, pero
yo sí quiero explotar contra el sol.

Nunca una muerte con las manos en los bolsillos.

Me consumo en las horas tristes,
contento como un Espejo,
impenetrable y barato como un Espejo.
Bastardo de mí,
os apadrino.
Borracho,
doble,
soy tu padre y tu madre.

Luego quedo transparente
y atravesable. Soy
el milagro de pincharme con un globo
y volverme alfiler,
con su gotita de sangre cayendo de la punta
como la admiración que precede a un grito.

Pero hasta para reventar
contra un Pegaso de cinco ejes
cargado de preciosas adolescentes mudas,
los mejores culos del siglo,
hay que tener estilo.

Ciertamente,
no creo que el mundo siga sin mí,
pero sé que lo va a intentar.
Ya lo ha hecho con otros.

Un hombre ha de tener su casa,
su bar, su camarero, su taxista,
su sexo,
su invariable marca de rotuladores.
Un hombre ha de tener su imagen de la muerte.





No hay comentarios:

Publicar un comentario