TOY STORY
Nadie te avisa de que hay un gancho en alguna parte. Puedes ser un reloj o un peluchito o un bebé atrancado. El gancho o los fórceps te sacan de ahí. En la película, la cara de los bichitos azules cuando ven bajar el brazo mecánico del gancho es la misma que pone la gente cuando algún político promete una zona verde, tres puntos menos de déficit o un campanario reservado exclusivamente para gays. Viene el gancho y va a por ti. Sonríe. Da la hora.
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