EFECTO IÑAQUI
Iñaki Gabilondo se ha cansado de Ehpaña. Cuelga las botas, se corta la coleta, y ya no oiremos sus editoriales en la SER ni lo veremos opinando lo mismo en El País con su chaquetilla de sport y su aire de escritor inglés de bestsellers. Hartazgo de la Actualidad, dice que tiene. Y Hasta la Polla de este país de los huevos, digo yo, que no él. Hasta las narices de todo lo que está pasando, y no es solo la pandemia, y tener que opinar ponderadamente y hasta aportar algún apunte de solución sopesada e inteligente sobre el chocho humano en que se ha convertido el solar patrio (qué gusto da escribir "solar patrio"). Me pasaría también a mí si tuviera que reflexionar sobre una Puta Mierda Diaria. De hecho me pasa. Así van tan pocas entradas en el blog desde hace un tiempo. Efecto Iñaki. El hombre se fue con la elegancia de Cary Grant, pero si se hubiera acercado un poco más al micrófono le habríamos oído el rechinar de las muelas. Y en su vídeo de El País estos bocadillos de tebeo. No sé si los compartirá del todo, pero por aquí va mi Hasta la Polla de:
-Esos políticos malnacidos y miserables que casi ofenden más por su mediocridad que por sus iniquidades.
-Esos "periodistas" entrecomillados por dos pares de berzas y vendidos sin ningún disimulo a los bancos y las corporaciones que realmente mandan en España.
-Esa franja horaria de pazguatismo que antes duraba cinco segundos al día (de debilidad intelectual) y ahora nos ocupa las veinticuatro horas.
-La frivolidad de libro de los Youtubers y el paletismo audiovisual de los Influencers y las Influencers.
-Las palabras innecesarias en inglés. Pudiendo decir en español mamarrachos, decir Youtubers. Pudiendo decir pedorros y pedorras, decir Influencers.
-Los famosos de chichinabo y los chichinabos de persona, esos dos rebaños de tarados que se alimentan mutuamente y que los medios pastorean a su antojo.
-Que tantísima gente ande descerebrada dejándose engañar por los canallas y que no se tome de una puta vez un bote de lejía cada uno porque les han dicho que es Fanta Naranja y nos dejen en paz ya: total, si para lo que servían era para votar como el culo.
-Que no importe ser un ignorante. Incluso que se premie. Y no se confunda la ignorancia con la incultura. De ser un inculto se sale leyendo. De ser un ignorante premiado se asciende a la Champion League en poco tiempo, y se convierten en redomados imbéciles y cretinos escenificando rituales y cucamonas en un córner o en una barra de bar.
-La pornografía que supone el subidón de los programas de cocina en tiempos donde la peña está pasando hambre. Y me explico: que te enseñen a esferificar una emulsión cuando lo que necesitas es un huevo frito es sencillamente sexo por delegación, o sea, pornografía. Y que sepas que la actriz porno que se está masturbando sin apartar la mirada de tus ojos no está pensando en ti.
-Que los fascistas, racistas, clasistas, homófobos y xenófobos puedan ocupar un cargo público.
-Que los cómicos oficiales y populares sean menos divertidos que los anónimos y desconocidos (véanse memes y tuiters) y sigan ahí en sus pantallas por vender coches o seguros.
-Que los "artistas" puedan cantar como si estuvieran cagando y con una lata de atún en la garganta (autotune), y tengan éxito. Que tener un cadenón de oro, un descapotable de colores chillones y una zorra en minifalda sentada en el capó sean señal de otra cosa distinta a ser un hortera millonario con una mujer que no te quiere por tus valores idealistas.
-Que la Izquierda siga discutiendo sobre el convenio marco de la orquesta del Titanic la noche del iceberg y convoque una manifestación guardando la distancia de seguridad para dentro de tres semanas.
Podría seguir y seguir, pero también estoy hasta la polla de ladrar al viento.
Y eso, que chapeau, Iñaki. Yo creo que voy a seguir por aquí todavía un tiempo...
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