MI RECUERDO DE MICHAEL ROBINSON EN UNAS ESCALERAS
Estudios Picasso en Villaviciosa de Odón. Preparativos para la grabación de una entrevista. Michael Robinson sube confiado unas estrechas escaleras hacia una zona vip donde le aguardan unos refrescos y unos canapés de parte del simpático equipo de dirección del programa. Tengo preparadas una cámara ENG arriba y otra abajo, grabándole ya. Cuando está a mitad de las escaleras, dejo caer desde lo alto una pelotita de colores del tamaño de un balón de fútbol sala, el juguete de un niño.
-¡Michael!
El inglés mira hacia arriba, ve venir la pelota, y el entrevistado de chaqueta y corbata se transforma de inmediato en futbolista. La para con el pecho (la corbata), la baja a la rodilla (de tergal), se la pasa a la otra rodilla (también de tergal) y ya la está controlando con el interior de su zapato derecho (¿o fue el izquierdo?), cualquier cosa para que aquella pelota de mierda no tocara escalón...
-¡Cabrones! -grita hacia arriba.
...Antes se mataba en esas escaleras que aquella puta pelotita se le cayera al suelo, sonriendo con toda la boca... Qué tío grande.
En edición, la broma no duró más de cinco segundos.
¿Llegamos a emitirla? No lo recuerdo. Me acuerdo de él en esa escalera y de su sonrisa feliz tratando de hacerse con la pelota.
Descanse en paz Michael Robinson.
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