sábado, 2 de mayo de 2020

FELIZ DÍA DE LA INDEPENDENCIA, A TODO ESTO

UN DÍA DE CÓLERA

Desde Lavapiés, todo lo más que tiraremos hoy por los balcones serán aplausos, cuando antaño fueron ollas de aceite hirviendo y otros objetos arrojadizos no menos capaces de hervirle la sangre al invasor. No creo que fuera un sentimiento patriótico de elevadas miras el que suscitó el levantamiento popular. Los reyes o los infantes o las conspiraciones de palacio de uno o de otro signo no me parece que muevan gran cosa los ánimos por estos lares tal y como se reciben sus señales ahora por televisión, así que puedo aventurar que tampoco moverían demasiado a la revuelta entonces. Lo del 2 de mayo creo que fue más bien una respuesta de bar. Colectiva, pero de bar. A chulos los franceses con estar de paso por España camino de Portugal, a chulos con dejarnos los coches en doble fila y hasta aparcados en batería y en batallones en el Retiro, a chulos vacilando con que van a mover los nuestros correctamente aparcados en el Palacio Real, y a chulos finalmente amagando con llevarlos hasta el parking de la grúa municipal en Bayona con nocturnidad y alevosía... Chulo y medio. O sea, a chulo, chulo y medio: aquí, una respuesta de bar de las de toda la vida ante la bravuconada de un menda, pero que pilló a los franceses fuera de juego y, sobre todo, de parguelas fuera de su barrio, que es lo peor de lo peor. ¿Venir de fuera a tocar los cojones? Vamos, anda.

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