LA SENCILLA MISIÓN DE CELIA MAYER
Celia Mayer, arriba, por el gesto casi de Podemos, pero más de Ganemos Madrid y Ahora Madrid. Sustituta del hereje de Guillermo Zapata al frente de la Concejalía de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de la capital, esta mujer tiene la fácil misión de resucitar a un muerto (la cultura madrileña) y de que los muertos fascistas no anden homenajeados por las paredes de la ciudad como lagartijas de mármol en versalita. Con lo cual todo el mundo trata de ayudarla colándole títeres para adultos en la programación infantil y metiéndole inocentes asesores de la iglesia en su comisión de Memoria Histórica. Todos los días que sale el sol entre los leones mojados de la Cibeles algún engominado o alguna cocodrila pide su cabeza y hasta el cuerpo entero porque los muertos no se tocan, nena: ni los caídos de la Summa Roja (cuando Madrid era una fiesta) ni los caídos de la División Azul (cuando Madrid era un palio). Su mejor momento del día debe de ser cuando se junta con la alcaldesa Manuela a echarse un cigarrito y contarse mutuamente las puñaladas y las flechas de la falange que aporta cada una en la espalda. Miras sus fotos de unos años antes, de cuando regaba geranios tan ricamente en el Patio Maravillas, y esas ojeras no las tenía. Echar a andar un geranio era más fácil, Celia. Estamos contigo.
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