SOVIÉTICOS ANÓNIMOS
Lo mismo que los jugadores de fútbol más centrados se hacen luego entrenadores, los delanteros del KGB tienden a hacerse presidentes de Rusia cuando cuelgan las cartucheras. Y sin colgarlas. A tal efecto, Vladimir Putin y las matanzas de pizarra de la escuela de Beslán, la del teatro Dubrovka, la de Chechenia toda, la tarjeta roja a la periodista Ana Poiltkovskaya y la cláusula de rescisión con plutonio a Litvinenko por fichar con los ingleses. Y como en todo vestuario de fútbol machote que se precie, los homosexuales son perseguidos más allá del terreno de juego, incluidas las salas de los juzgados y los campos de tierra. Escritores, pintores, empresarios, disidentes y demócratas en general. Y patinadores. La estampa bizarra de la Rusia actual después de la desintegración de la URSS. Lo que le pasa a un pollo cuando le cortan la cabeza, pero al revés. Es la cabeza, Rusia, la que corre como loca por toda Europa. Y es Vladimir Putin el que cacarea. Sólo a él se le puede ocurrir una invasión paranormal de Crimea con soldados de despiste. "Alguien está invadiendo a alguien", como diría Gila. Los ucranianos contemplando el poltergeist de los aeropuertos crimeanos bloqueados por tropas que no están allí, George Lucas protestando por La Amenaza Fantasma II ("Tendrá su coste") y el Chivo Kunay (Yanukovich al revés) como la cabra de los gitanos rusos que es, subiéndose a cualquier escalera con micrófonos: "Yo no heeeeee dimitido"... Sobre la tristeza de la frase de Fénelon: "Todas las guerras son civiles porque todos los hombres somos iguales", la prepotencia de Vladimir Putin, para el que todos los ex alcohólicos tienen que seguir pagando en su bar.
Entre zares, comunistas, soviéticos y perestroikos... no gana uno para sustos.
ResponderEliminary el mundo, disfruta acojonado
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