domingo, 1 de septiembre de 2013

ORANGE IS THE NEW BLACK: EL BUEN GUSTO DE DAVID SIMON


"Orange is the new black" fue la teleserie que recomendó David Simon cuando se pasó por España. La mejor, con diferencia, dijo el creador de "The Wire". Me pilló rebeldón y tardamos algún tiempo en descargarla de la red, subtitularla y demás... Un día, más o menos. Trece capítulos. Cayeron en menos de una semana. En mi vida he visto una cosa más fresca, potente, original y divertida entre rejas. Una cárcel de mujeres con todas las de la ley y sus contrarias. Algo portentoso, de tan bien contado y tan, tan, tan verosímil que no dudas un momento de que todo eso haya pasado o esté pasando... ¿Que si he estado yo en una cárcel de mujeres alguna vez? Trece capítulos, insisto. Una experiencia inolvidable, colega. La primera temporada trata del ingreso de la pija protagonista en prisión y las aventuras que conlleva su adaptación al medio con asesinas, ladronas, drogadictas y demás inquilinas de oscuro pasado. Negras, latinas, rusas, lesbianas, mudas, monjas, locas... Un pasote. Arriba, Taryn Manning, en su personaje de Pennsatucky (una caricatura contenida, para como es ella en uno de sus raptos). Una secundaria prodigiosa. Dios habla a través de ella, pero como medium es un desastre, la chica. Qué vis cómica, por favor. Qué psicópata peligrosa, también. Pues eso: que lo tiene todo, la serie, y ya han firmado la segunda temporada. Abstenerse los de las 3 emes. Melindres, misóginos y moralistas. No les va a gustar. 

2 comentarios:

  1. Me la apunto, ya. Gracias por la recomendación.

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  2. Si cayera esa breva; digo que si Madrí fuese sede olímpica en 2020, iban a saber las taifas de Hispanistán lo que es un agujero negro, ese que succiona todo lo que se encuentra en un radio de varios miles de años luz del núcleo. Así, se iba a ver cómo no se dedicaba ni un euro del presuspuesto del Estado a otra cosa que a los fastos matritenses: ni para hospitales, ni para escuelas, ni para acueductos: todo a la mayor gloria de la satrapía mesetaria, de su Sha y de sus Ayatolás.
    Pero, pasado este minuto de zozobra, me da en pensar que para entonces no va a quedar ni rastro (como no sea en algunos penales) de esta banda que nos roba, nos miente y nos avergüenza.
    Será el sueño de un ingenuo. Seralo muy guapamente.

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