LA MULTIPLICACIÓN ROJA
El gobierno tiene dos delegadas del gobierno rubias, pijas y ultraconservadoras. Cristina Cifuentes en la capital del reino (y su contribución a que no se rompa el sistema con un ejército de antidisturbios que es puro "pegamento democrático") y María de los Llanos Osea en las tierras litorales del Mega Conde de Barcelona. La superdelegada condal del gobierno divino de la muerte se despachó hace unos días con la necesidad, venga, de que existieran pijos y ricos a discreción, que son los que tienen la pastaplús y la gastan, o sea. Por supuesto que le daba igual el diferencial democrático de que los ricos lo son mucho más últimamente, sobre todo a base de arruinar aún más a los pobres. La mujer venía a decir alegremente que estaba de acuerdo con la evasión de divisas, el fraude fiscal y las nuevas leyes fascistas que favorecen chupi guay a los suyos, que lo que molan son los ricos de toda la vida y que a los de debajo del puente que les vayan dando, que algo habrán hecho. Lo último que ha protagonizado esta lumbrera con pinta de mala cutre de tebeo (y con más retoques en la cara que Frankenstein preparándose para salir un sábado por la noche) ha sido un homenaje a las nuevas matemáticas que incluye la reforma "educativa" de Wert. Un homenaje a la División Azul. Fanáticos, fascistas y presos republicanos de excursión a ayudar a Hitler. Cojonudo. A rendirles un merecido aplauso desde esta democracia gilipollas. Lo siguiente será el homenaje a la Suma y Sigue. Y lo siguiente otro homenaje en el Valle de los Caídos a la Resta del Ibi a la Iglesia. Se descojonan de nosotros, del 15-M y de nuestra tolerancia de Walt Disney. ¿Para cuándo ese pánico en sus putas caras de millonarios malnacidos y ladrones impunes? ¿Habrá que esperar mucho a la Multiplicación Roja? Contra la División Azul sería la respuesta más apropiada.
Es cierto, Lob: tienen careto de malas personas. La Cospedala (está algo buena, pero no hay que mezclar la política con la lujuria), abanica a la concurrencia con una mirada fría como una navaja lapona. Aunque posee una naricilla pelín respingona que parece de nacencia, forma clan con una pléyade de mujeronas desnarizadas (sí, que parece que a todas les hayan dado una tajada en el lomo de la napia) y peinadas lacio y a mechas megapijas. Algunas, de la rama ecuestre, como la procaz Fabra, por sí solas dan para que se cuestione seriamente (si no hubiese motivos mil para ello) que vivamos en una democracia, siquiera de medio pelo.
ResponderEliminarNos deben de estar metiendo bromuro en los yogures, Lob; seguro que nos echan algún potingue en el agua (para que no se libren ni los abstemios), como hacía el nazi y la pécora de su madre con Ingrid Bermang, en la peli "Encadenados".
No se explica, si no, tanta modorra y tantas tragaderas.
Vänligen: es Bergman, señor.
ResponderEliminarTack sa mycket.
Están todas de guapas que preferiría la necrofilia, Federico. ¿Será por eso que las quirófanas se hacen las muertas más aún? No me cogerán vivo... // De nada, Embajada sueca.
ResponderEliminarSe habla mucho sobre los pelos y peinados de las blue-ministras. Todos esos pelucones (los de ellos también) se asemejan porque tienen algo horripilante en común: Están confeccionados con el vello del sobaco derecho de Franco (el izquierdo se lo depilaba bajo palio en presencia de un pelotón)
ResponderEliminarEse “Suma y Sigue” (en femenino, SS) hay que combatirlo.
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