viernes, 16 de septiembre de 2011

CUADERNO DE ROMA (11)

La "impresión" Fontana di Trevi fue la de meternos en un montacargas con una gigantesca tarta de bodas... y los invitados. Preciosismo barroco, pero con una agobiante falta de escala y colocado a dedo, sin mirar. "Pues donde terminaba el acueducto de Virgo, chalao'...". Ya, ya, pero podía haber terminado más pequeñito y en función... La imagen es la de esos niños que juegan con muñecos de diferentes modelos y tamaños en el suelo de su cuarto. En cualquier momento el Neptuno va a comerse a los comanches que le están haciendo la rueda (sin dejar de dispararle con monedas) como si fueran una ración de gambas. Por otro lado, darle las gracias al picaticket de la tumba de Cecilia Metella, que nos dejó resguardarnos a la sombra de su caseta de feria sin cobrarnos un euro. Con barbazas y pendiente, romano de toda la vida.

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