MI BARRIO (44)
En mi barrio las caseras sólo le alquilan las buhardillas al que no sepa lo que es una buhardilla y tenga dinero para demostrarlo. Los que no saben lo que es una buhardilla siempre tienen un padre o siete y un teléfono móvil que les plancha la ropa y les escribe la novela. Las buhardillas de mi barrio son de muchos tipos, pero siempre tienen el tejado en peralte (un día más, una ilusión menos), goteras del género estimulante y las vistas según el final de mes. A los que viven en una buhardilla se les nota mucho porque están en la calle más que nadie como si no tuvieran casa o la casa que tuvieran es la buhardilla que es, con los libros de Galdós sin leer y el póster de Valle Inclán tapado por las cintas de videojuegos o una pila de cajas de telepizza con el sonajero de pan duro todavía dentro.
Lowon lo he visto con mis propios hojos. Yo no pude acceder a esa buhardilla de diseño, tan indicada para la lumbalgia, el enanismo y la sauna vital. Con el alquiler, como todas las buhardillas, nos obsequiaban con 3 metros cuadrados de la plaza Jacinto Benavente en horario nocturno o una mesa en argumosa con opción a compra ahora que los rumores sobre el puerto deportio cojen fuerza.
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