AL CÉSAR
Aunque a veces nos pongamos completamente espirituales, hay que reconocerles a estas mujeres sus méritos: sus avances corporales, sus becas, sus estudios en el extranjero, su capacidad física, su entrega, su absoluta falta de miramientos para lo que no sea su propia y esforzada carrera personal. Abren indudables caminos a la investigación y las consideramos meras putarráncanas de las que obviamos su disciplina en no ser nada más que caminos, su transparencia científica, su diáfana vida de puro procedimiento, porque ahí están para que siempre nos acordemos de la materia a favor y nos olvidemos de la antimateria, en saliendo del matrimonio o de la facultad.
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