SI VIENEN LOS TURISTAS, A LOS QUE HABRÍA QUE ENCERRAR ES A LOS POLÍTICOS...
Desde que tengo uso (poco) de razón, he vivido con turistas a mi alrededor, mañana, tarde y noche. No es que fueran pesados, es que tenían que aprovechar el tiempo porque en pocas semanas estaban obligados a volver a sus respectivos países donde, imagino, no estaban todo el rato mañana, tarde y noche, o al menos no presencialmente como en Málaga. Ingleses, franceses, irlandeses, holandeses, alemanes, finlandeses, daneses... Solo ellos se metían en el agua los inviernos y les parecía de perlas, con lo cual a nosotros nos daban un poquito de pena: a saber de qué infierno procedían esas criaturas para disfrutar chapoteando en el Mediterráneo en diciembre. Los he visto bucólicos, borrachos, jóvenes, carcamales, entregados, ariscos, buena gente y bichos de torear aparte pasada la medianoche. Los ingleses con su mal vino, los alemanes con esa cerveza que les daba por cantar, las francesas tan libres, las irlandesas (católicas) desatadas con el sexo indígena, esos irlandeses comiendo habichuelas a carcajadas a las once de la mañana con tomate... Año tras año, sustituyéndose unos a otros como de molde y también estaban los que repetían... Y los que comenzaron a quedarse, a hacerse residentes y hasta pedir la nacionalidad española... El alcalde de Mijas todavía no es inglés por azares de la política, no del censo... Así que algo entiendo de turistas... Pero no tanto como mi paisano, el alcalde de Málaga Francisco de la Torre (arriba), que ha justificado el confinamiento de los malagueños con el argumento de que los españoles nos tenemos que fastidiar para que los turistas disfruten de una estancia "segura" en nuestro país... Ya... Tuve dos amigos daneses en mi infancia, dos hermanos, Ule y Bron. Estudiábamos juntos la EGB. Su madre, una rubia gigante, y su padre, siempre fuera, cocinero en un petrolero. Ule y Bron hablaban danés solo entre ellos, se manejaban de puta madre con el español y le dieron un susto a más de un desconocido porque eran dos rubios fosforescentes con un perfecto andaluz... Menos con una palabra que no les salía bien... Un insulto... "Shalao"... Hoy en día (a saber dónde están esos dos) se lo habrían llamado al alcalde de Málaga... Franco encarcelaba preventivamente a los mendigos, a las prostitutas, a los homosexuales y a los carteristas de Madrid cuando iba a visitarnos algún capitoste extranjero... Ninguna diferencia con lo que quiere hacer Francisco de la Torre con los malagueños para que los turistas sólo se encuentren con camareros debidamente desinfectados, vacunados y aleccionados... Por eso hay que plantarse y hacerle al alcalde la pregunta: Shalao, ¿tú te crees que esa es forma de venir a España? Aunque traigan todo el mono de sol, chiringuito y borrachera, ¿tú te crees que son tontos? Los que vengan en esas condiciones, como de safari de pastel, primero vomitarán y luego saldrán de aquí perdiendo el culo para no volver nunca jamás... O al menos hasta que hagamos una buena limpieza interna con nuestros políticos peseteros.
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