Acabo de ver la viñeta de hoy de El Roto después de colgar la entrada anterior. Estupefacto quedo.
Corte Inglés, planta de cuñados, le atiende el dependiente Casado. No lleva mucho ahí, es un enchufado y solo ha aprendido a distinguir un marqués de una lavadora porque el bronceado suele ser diferente.
Corte Inglés, planta de solteros, le atiende el dependiente Sánchez. Entró por oposición, tiene altura de miras, pero en el fondo no le compensa que la gente tenga que subirse a una escalera para comerle la polla.
Corte Inglés, planta joven, le atiende el dependiente Rivera. De las palizas que le dieron de pequeño en el recreo se le ha quedado el complejo de sangrar invisiblemente por la nariz y de sentirse más inteligente que tú sólo porque sabe tirarse pedos saltando.
Corte Inglés, planta del hogar, le atiende el dependiente Iglesias. Puede recomendarte el mejor centro de mesa para una barricada o el mejor ambientador para un encierro, pero al final siempre se acaba suicidando en la caja registradora porque el mejor producto de la tienda es él y no sabe cómo venderse.
Ayer estos cuatro comerciales insufribles se presentaron juntos al casting que moderaba el moderador revelación Xabier Fortes: "Les recuerdo que pueden educadamente perderse el respeto".
Se lo perdieron entre ellos, que no se lo merecen, y se lo perdieron a los españoles, pero no sólo anoche, sino desde hace ya demasiados años. Cuatro comerciales bocachanclas de sí mismos y de las empresas y productos que representan (fascismo, impotencia, chulería y onanismo) que dejaron bien claro (el tarado, el estirado, el veleta y el pajillero) que España estaría mejor gobernada por Los Siete Niños de Écija.
Ah, espera, que ya nos gobiernan Los Siete Niños de Écija. ¿En qué estaría yo pensando? El Santander, el BBVA, ACS, Iberdrola, Endesa, Repsol, Acciona...
¿Y los peleles de anoche?
Para el paripé de las elecciones y el tráiler de "Que viene la ultraderecha", como si la ultraderecha se hubiera ido alguna vez. Mejor un debate a cuatro que a 35, que eso suena a mafia, aunque lo sea, y ya lo tienen todo hablado en el IBEX, como su propio nombre indica y como si a los ministros y presidentes los pusieran los partidos o la propia gente votando, qué risa, tía Felisa.
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