FELICIDADES, CAMPEÓN
Ganó Carlsen, perdió Caruana en el desempate a rápidas, pero no han sido dos estilos tan diferentes de juego, esos detalles que sólo traslucen más allá de la jugada treinta inducidos por Mamá Teoría, una teta planetaria de la que pueden mamar por igual doctos y profanos. Los dos trataron de encontrar veneros de leche residual en variantes poco frecuentadas y que ambos inspeccionaron caseramente al microscopio en sus laboratorios de farmacia y con sus analistas privados. No hubo leche que le funcionara del todo a ninguno de los dos y se neutralizaron hábilmente en doce encontronazos de carnero (en absoluto fueron tablas aburridas). Ya en el desempate, el primer fallo de Caruana en la primera rápida (mortal en un final de torres) desencadenó la pérdida de la segunda, obligado a ganar, y la pérdida suicida de la tercera y última. Nada que reprocharle a Caruana, salvo su patrocinador retrógrado, ultracatólico, multimillonario y fan de Trump, Rex Sinquefield, un filántropo a la antigua tan amante del ajedrez como de los bonos basura y el que le ha convencido para hacerse con la doble nacionalidad, italo-americana, y que pueda jugar en el equipo americano de Olimpiadas y darle estopa a los rusos. Nada que reprocharle tampoco a Carlsen cuando le sobrevino un ataque de pánico escénico en la partida doce y propuso tablas con ventaja de tiempo y posición superior, confiando, imaginamos, en su prestigio feroz de cara a las partidas de 25 minutos que le estaban esperando para desempatar. Olvidaos del aspecto Turturrillo y Gafapasta de Caruana, que yo le he visto dar hostias como panes al mismísimo Kasparov (que es como mentarle la madre a un Ogro -de Baku- y tumbarlo con una llave de judo), retorcerle el brazo por atrás a Nakamura (kárate americano, Kid Fabiano) y asar a fuego lento las Retis de Mamediarov; olvidaos también del aspecto de cubito rubio de hielo de Carlsen, que los sádicos pueden ser fríos, sí, pero nunca tibios, todo lo más templados cuando ven una línea defensiva corriendo en zig zag al borde de un acantilado una noche de tormenta y ese es el vikingo Carlsen salvando el cuello e imponiendo su ventaja de material entre una nube de flechas. Como dice el gran Pepe Cuenca en Chess 24, Magnus "Almendrado" Carlsen y Fabio "Carbonara". Si nunca habéis asistido a una retransmisión en directo de una partida de ajedrez, no os perdáis a este granadino en Youtube: ¡Ratatatatatata...! Por cierto, hoy es el cumpleaños de Carlsen. Felicidades, campeón.
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