MONARQUÍA BANANERA IN PROGRESS
La nieta de un genocida no tiene por qué ser genocida, pero insistir tanto en ser nieta da que pensar. Y sobre todo pienso que en este bendito país de mierda llevar la sangre de un puto cerdo aún sigue siendo un mérito para lograr un ascenso en la administración, incluso un Ducado. Yo antes los fumaba. Ahora lío. Metáfora de enredo y cubilete con bolita para que tanta lluvia y tanta Champion y tanta Cifuentes te mareen lo suficiente como para que la Convención de Ginebra no se aplique en tu trabajo o en la factura de la luz. Si Carmen Martínez Bordiú pasa de ser una parásita a ser una parásita aristócrata, propongo que los plátanos de Canarias (benditos sean, los pobrecillos) se incorporen al escudo oficial del país como Monarquía Bananera que somos o que estamos peleando por ser, con dos cojones ignorantes y estupefactos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario