miércoles, 3 de mayo de 2017

AJEDREZ NEOQUINQUI


En una hipotética partida de ajedrez entre el chaval de arriba y Antonio Machín cantándole "Yo te diré", me da a mí que gana el de aspecto más filipino. Wesley So, gran maestro a los catorce años y de los que te entra en el enroque con un machete en los dientes. Se ha nacionalizado estadounidense no hace mucho (casi como todos los filipinos después del sitio de Baler) y apuesto a que va a ser el próximo aspirante a campeón del mundo contra Carlsen, por delante de Kariakin, Caruana, Anand o Nakamura. ¿Y por qué? Porque no he visto alimaña con más talento e imaginación combinando en partidas a tres minutos con dos segundos de incremento. ¿Y en partidas largas? Peor. Una alimaña con más tiempo para pensar. Es sobrenatural. Revienta el centro, vuelan los fianchetos, se encabritan los caballos, saltan las almenas de las torres como empastes de dentista barato y se refugian en sagrado los reyes... Le he visto partirle los morros a Kasparov, a Topalov, a Anish Giri... Y le he visto anotar una chorrada en su planilla ("No te levantes") y perder la partida (el reglamento lo prohíbe) como un niño recién federado... Las aperturas y defensas las juega peligroso y de extrarradio como un quinqui apoyado en una tapia... Pocos son los que se atreven a preguntarle la hora o a pedirle fuego si no tienen a toda la policía detrás y ya pasados los treinta movimientos... Y aún así, te saca la navaja.  O lo que tenga. Como Ivanchuk, Chuqui, en sus mejores tiempos. Como "Criando Ratas" (si no la habéis visto, ya estáis tardando), pero en ajedrez neoquinqui y en tagalo, que digo yo que es con un Dick de más y una pieza de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario