EL GRITO SORDO CON LA QUE ESTÁ CAYENDO
A cada infarto moral que nos da este bendito país de mierda, casi a diario, habría que recurrir al "grito sordo" de Ignatius Farray (arriba, con algo más de volumen). Un ictus en la dignidad colectiva (de existir) y la mandíbula desencajada del Gran Estupefacto. El reventón de la bolsa de palomitas con la que estabas viendo una de Disney, se levanta la Cosa del Pantano a mear de repente, ocupa la pantalla entera, y es tu presidente, tu diputado, tu flan favorito. Todo el mundo haciendo el gilipollas de la manera más siniestra y, encima, tú con esa cara. De acuerdo, el "grito sordo" es de Harpo y los que están tocando el arpa hasta el vómito son los de Podemos, pero estoy con Ignatius en el Fin de la Comedia. También, cómo no, en dar el pasito lateral que nos saque de esta realidad de minipersonas desorientadas. Aunque sea por un momento y con la misma actitud que el canario, que lo borda. Seamos definitivamente patéticos, ya que no podemos ser héroes.
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