viernes, 30 de octubre de 2015

UN DEPORTISTA DE PUEBLO CONTRA UN BOCACHANCLA



Sí, es raro que me vea pintando a un deportista. Quitando algún proyecto truncado para una colección de cromos de la selección española de fútbol y algún que otro ajedrecista, no soy de pintar músculo pagado. Pero hacemos una excepción con José Manuel Calderón, arriba, que puso en su sitio al detestable Sostres (abajo) a tenor de uno de sus detestables artículos detestables en la prensa escrita. Empatan a cero el Barça y el Villanovense (de Villanueva de la Serena, Badajoz, de donde es el baloncestista) y al repugnante memo se lo llevan los demonios. Tapaos la nariz, que van algunos extractos:


"Estas fases previas de la Copa del Rey tienen mucho de «siente un pobre en su mesa» y de «todo el mundo puede si lo intenta». Hay quien lo encuentra bonito y a mí me parece deplorable, porque ni todo el mundo puede, ni es agradable cenar con pobres, ni puede mantenerse el orden si todo el mundo empieza a intentarlo. Una hora antes del partido ya no cabía nadie en las gradas, en esta clase de entusiasmos de la gente que no vive en las ciudades (...)
Cada vez que las cámaras enfocaban al público, mi mujer hacía comentarios sobre lo afortunados que hemos sido. La vida sonríe en la ciudad y todo fluye ligero y amable. En los pueblos pasa la vida más lenta. Por eso las pieles de sus gentes son más gruesas y las facciones más duras y las miradas más penetrantes, como si a cada instante tuvieran el presentimiento de la muerte".

Es tal la sarta de estupideces y tan rastreros los comentarios despectivos del baboso plumilla, que la fantástica y escueta respuesta de Calderón en Twitter merece un sitio en este blog.


Tapón, canasta, bocina y final del partido.


4 comentarios:

  1. La maldad existe, Lob.
    Arresúltase que hay en Asturias un pueblo de altísima montaña (el de mayor altitud de todos) que tiene un nombre que solo se diferencia del del infecto en que le sobra una ese. Pues me cuentan que el alcalde ha emitido un bando dejando patente que aquellas honradas tierras no fueron la cuna de los ancestros del detestable gacetillero. Hay cosas que avergüenzan y que conviene dejar claro.

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  2. Ser de ciudad no es incompatible con ser gilipollas. A la vista está.

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  3. Creo que la ciudad sigue siendo para muchos , la oportunidad de pasar desapercibida su estupidez.
    El conocimiento es limitado, la estupidez infinita para las mentes superiores
    S

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  4. A un malvado, a un ser vil, se le disculpan muchas cosas llamándole simplemente imbécil. La maldad es una lacra mucho más deplorable que esa cierta inocencia de los imbéciles, en cuyo cargo no cuentan ni la perspicacia ni la malignidad consciente de las malas personas. Si a un político con poder, ladrón y prevaricador, nos limitáramos a llamarlo imbécil, le estaríamos minorando la culpa ante un juez indulgente. O de los suyos.

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