NO ES UNA CASTA. ES UNA MAFIA.
Los lectores de este blog ya saben que la tienda donde suelo comprar mis ictus éticos es El Intermedio. Mis encocoros morales. Anoche me ofrecían el discurso de despedida del presidente de la Diputación Foral de Vizcaya, José Luis Bilbao, arriba (si fuera de la Diputación de Guipúzcoa se apellidaba San Sebastián, fijo). Que el hombre no se iba a presentar a la reelección (después de once años de trono, no está mal) y aprovechaba los micrófonos para soltar un discurso plagado de acusaciones y rencores hacia los anónimos compañeros traicioneros y los varios e innobles enemigos con los que ha tenido que bregar en su impecable y virtuosa trayectoria política de militante del PNV desde mucho antes de que se separaran los continentes. Habló de todos los mentirosos, ladrones, defraudadores, trepas y deshonestos con los que había convivido y trabajado en la cosa del partido, de la vida pública vasca y de la politica patria en general, pero los TRANQUILIZABA a todos porque no pensaba dar ningún nombre ni acusar a nadie. Que se podían fiar de él. Que él no era de ésos. Que lo hacía porque lo supieran. Que no era tonto. Que se iba, pero que había visto cosas. Que le dejaran vivir en paz fuera de la política porque lo que había pasado en el campo, quedaba en el campo... Y la pregunta que uno se hizo inmediatamente después de la escena es: "¿Por qué no los denunciaste en su momento, chavalote?". ¿O es que tú también estabas pringado? Y la pregunta que me hago esta mañana: "¿Por qué no los denuncias ahora, oh, liberado?". ¿O es que eso supondría una autoinculpación? Porque la "omertá" lo manda. Si dejas la banda, más te vale estar calladito. Si dejas la mafia, ya sabes lo que te puede pasar. Más claro el agua. Así que no son casta. O no son solo casta. Son una mafia como una gigantesca catalina de vaca que hubiera caído sobre el mapa de España, chof, cubriéndolo por entero desde los albores de la Transición. Y otra pregunta que me hago hoy: "¿Dónde están los fiscales del estado para actuar de oficio contra este individuo que dice conocer a tantos delincuentes y tantos delitos?" Porque digo yo que alguna manera habrá de que no queden impunes esas omisiones, o incluso esas ocultaciones, cuando no esas putas complicidades...
Sí, señor. Tienes más razón que un santo.
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