FERNÁNDEZ VILLA GRITABA EN PLAYBACK EN LA BARRICADA
Fernández Villa, el Mini-Vanilli de los sindicatos asturianos y sin abrir la boca desde el desconcierto que provocó entre sus fans la noticia de su riñón forrado y de sus eslóganes en falsete. Un tipo que todos pensaban que olía a quemazo de neumáticos contra los antidisturbios y resultó que era el último perfume que se llevaba en Hacienda, Eau D'Amnistía Fiscal. Otro fantasma del 18 de Brumario a juntar con los becarios de Carlos Marx en Caja Madrid, esos chavales del PSOE y de UGT y de IU que cobraban en vales de comida... Y de joyas, y de hoteles, y de viajes... Me recuerda al chiste de los mineros que se van a la ducha al terminar la jornada. En pelotas, todos están negros de carbón menos uno, que también, salvo sus partes, que le lucen muy limpitas.
-¿Y ese qué? -le pregunta el novato a un veterano.
-Ese es el Manolón, que va todos los días a comer a casa.
Hace años, J.R. Gómez Fouz, que fue excampeón de Europa de los superligeros, escribió un libro titulado "Clandestinos", en el que describía el inframundo de la policía secreta del franquismo terminal y de sus inseparables delatores. Pues bien; en el libro se cuenta que Fernández Villa, unos años antes de la Transición, era un soplón del comisario Ramos (conocido en Asturias por su crueldad), que delataba a sus compañeros de trabajo (Antón Saavedra, antiguo dirigente de CCOO lo acusaba uno de estos días de su detención). Nunca planteó querella criminal contra semejante acusación, que yo sepa. Why?
ResponderEliminarAparte de ese dato, este dirigente ugetista y del PSOE (perteneció al Comité Federal, fue diputado, senador...) siempre se caracterizó por un comportamiento de tintes mafiosos (amenazas, enchufismo, derroche...). Y hasta aquí hemos llegado: fine della prima puntata.
Salute.
¡Arriba los pobres del mundo! Tachín, tachín, tachín...