MIRA LA BOLITA (1)
(Poch)
Woody
Allen decía que no tenía nada personal contra Wagner, pero que cada vez que
escuchaba su música le entraban ganas de invadir Polonia. Salvando las
distancias (con Woody Allen y con Polonia, a 3.000 kilómetros de
Lavapiés), a mí me ocurre algo parecido con la musiquilla de campaña del
Partido Popular. Sin un tanque a mano, me entran ganas de quitarle la silla de
ruedas a un inválido, escupirle en la cara a una maestra jubilada, dispararle
pelotas de goma a un emigrante a punto de ahogarse y arrancarle la cabeza a un
pollito para que no viva por encima de sus posibilidades... ¿Con el jingle de
campaña del PSOE no me pasa lo mismo? Cuando recuperen la autoestima y se
atrevan a hacer que suene de nuevo esa música analizaré mis reacciones, aunque
sólo con recordar el tarareo ya me estoy viendo en un coche negro tamaño
latifundio y con un millón de euros para pulirlos en langostinos, saraos
flamencos y cocaína... De acuerdo. Debería hacérmelo mirar, pero hoy por hoy es
el estado mental que me provoca nuestra clase política de políticos sin clase,
políticos corruptos, políticos mentirosos, políticos incapaces, políticos
odiosos y políticos malnacidos, de esos concebidos con malformaciones
democráticas del tipo espina bífida en forma de ganzúa para abrir las arcas
públicas... Un estado mental que no puedo evitar viviendo donde vivo y estando
al tanto de sus tejemanejes a diario. Porque más allá de cualquier metáfora o
insulto, más acá de cualquier apreciación objetiva (si hay alguien capaz de
eso), y sin la salvedad de mingafría de pensar que alguno bueno habrá (si lo
hay, que se separe, abomine de su ralea, de su casta, pida perdón, y
estudiaremos el caso), este es el estado mental del tipo picudo que me provoca
la estofa de políticos que nos ha traído hasta aquí, la mala hostia también
picuda y de diagnóstico psiquiátrico que me provoca esta gentuza que en la
calle no podría conseguir “un trabajo de verdad”, como diría mi abuela. Esta
vociferante y tan cercana conga de parásitos encorbatados a los que la crisis
mundial ha destapado las vergüenzas y oreado las cascarrias. La patulea de
consentidos, inútiles, bandidos y abrazasotanas que tenemos llenando (y
vaciando) el Parlamento. Vale que me despacho a gusto, pero son ellos y sólo
ellos los que nos han orillado a este basural de la cara B de Europa con sus
mentiras, sus patéticas luchas de poder y su cobardía. ¿O es que fueron las
malvadas agencias de calificación las que nos obligan a negar la asistencia
sanitaria a los inmigrantes sin papeles? ¿Es el Banco Central Europeo el que de
motu propio les quita las becas de comedor a los niños sin posibles? ¿Son los
cenaoscuras de Bruselas los que están desahuciando a los parados? ¿Fueron de
verdad las primas de riesgo las que hoy en día están abandonando a los
impedidos para que agonicen a solas en sus casas? ¿Sinceramente están siendo
los pobres griegos los instigadores de que ya sólo puedan estudiar en la
universidad los niños de papá? ¿Son realmente los siniestros vampiros capitalistas
del cuento los que quieren privatizar la sanidad pública, los que van a llenar
las casas de los pobres de fetos malformados, dolientes y moribundos, y los que
han acabado con el trabajo en este país? Me temo que no. Son ellos. Los
responsables son los servidores de la cosa pública. Los culpables son los
políticos de nuestras peores arcadas. Por oportunistas, por codiciosos, por
cobardía, a traición, y con una excusa: el tocomocho de la crisis financiera
que han aprovechado todos los timadores que se dedican a la política y todos
los políticos que se dedican al timo para dar un golpe de estado en este país.
De ser valientes, robarían a las claras: las pelas para mi señor feudal, so
súbdito; las pelas para mi chalet nuevo, so pringado. Pero siendo cobardes,
como son, el oficio es el timo y la estafa. ¿Y dónde está la estampita? ¿Dónde
estuvo? En el voto que les dimos en el año 2011, por si hay que explicarlo con
manzanas. El voto estampita con el que los timadores han dado el clamoroso
golpe de estado con el que soñaría una secta de dictadores bananeros borrachos.
Y si esto no fuera ya de por sí una vergüenza nacional (tanto dictador bananero
borracho y timador en el hemiciclo, y alguna hija de su padre gritando que se
jodan los parados), es aún peor que sean timadores con ideología y legitimados
democráticamente por nosotros mismos, esto es, con licencia institucional para
joderte vivo: date por representado, canelo. Siglas más, siglas menos, caretas
por dentro o por fuera, carnet tatuado en el culo o plastificado en la cartera,
foto aérea del cocodrilo de Lacoste, partido por detrás o por delante, perdone
que le dé la espalda, señor sodomita por mi bien, la democrática panda de
populares estafadores, trileros fascistas, banqueros devotos, periodistas sicarios,
jueces marionetas y ladrones jurados que componen la casta dominante que
actualmente nos gobierna, confunde, explota y amedrenta. Los de Arriba. El
Totum Revolutum que ha arrasado España en tres años con la misma banda sonora y
la misma cantinela, esto es, el Single de la Crisis, el pelotazo de los
cuarenta ladrones: “Mira la bolita”. Look at the bolita, en Bruselas. Y en
todas las radios, televisiones y periódicos horrísonos. Adiós a la Sanidad
Pública, mira la bolita. Adiós a los Derechos Laborales, mira la bolita. Adiós
a la Enseñanza Pública, mira la bolita. Adiós a una Jubilación Digna, mira la
bolita. Adiós a las Prestaciones por Desempleo, mira la bolita. Adiós a la
Libertad de Expresión, a la Emancipación de la Mujer, a la Justicia Universal y
a los Derechos Humanos en Ceuta, mira la bolita que flota... Y, por supuesto,
adiós a la Democracia Real, mira la bolita mientras haces los cinco lobitos...
Por Europa, mira la puta bolita, chaval. Por tu país, quédate sin trabajo, sin
ilusiones y sin futuro, pero no dejes de mirar la bolita hipnótica de tus
amigos en el Congreso, que estamos en CRISIS y lo-sa-bes... Con la rancia
actitud prepotente que siempre han gastado los de Arriba en este bendito país
de mierda, ahora con los cartones de trilero entre los leones de las Cortes,
que a lo mejor hasta el rey se ofrece a hacerles de gancho: cómo me llena de
orgullo y satisfacción mirar la bolita a mí también aunque barriten en la
distancia...
(continuará...)
Prosa quevediana memorable salvo por el espíritu (a Quevedo lo admiro por su dominio del lenguaje escrito aunque era un reaccionario; a ti, por lo mismo y por el pincel. Y lo mejor, no eres reaccionario.
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