BÁRCENAS, UNA METÁFORA BLANCA

Con un poquito de perspectiva ya, por lo que se manejaba en sobres, por lo que le gusta el Heliesquí (vuelo ayudado) y por lo acostumbrado que está (o estaba) a la sopa boba, Bárcenas es la Gallina Blanca del PP, ahora en la granja avícola de Soto del Real. Y cantando una cosa mala. Y poniéndole los huevos por docenas al juez Ruz, que no da abasto, el granjerillo. En cerdo o en gallina robada, con las manos en la mesa (del despacho), los gitanos del PP siempre van a negar la pertenencia, la procedencia, el conocimiento y hasta las plumas (con las que se firmaban los recibís). Cantando la gallina, y dándole al pico hasta por video conferencia, el pájaro en diferido les está haciendo acordarse en revival de la madres que lo parieron: Naseiro, Sanchís y Lapuerta. Cómo se lamentan a lágrima viva (off the record para la prensa) de no poder darle ahora el finiquito de cazuela que se mereció desde que lo confundieron con un gallo cabrón, de nombre Luis. Esa Gallina Blanca que salió rana albina por los bancos de Suiza y que ahora pía por la complicidad de todos con esos sobres de mierda con el que se llenaron la barriga los que ahora dicen ser vegetarianos, mirusté. Los del caldo de cultivo de la corrupción en este bendito país de mierda. Los del cazo. Los de la piel de gallina en estos momentos. Por reacción. Por reaccionarios.