LOS PRIMARIOS

Serán las primeras raicillas que le salgan a la patata podre del PSOE en noviembre. Raicillas, pedúnculos y retorcimientos politicoides alrededor de una fruta enterrada en la litosfera, un punto negro en la piel de España, desde la luna y con un telescopio histórico con la forma de un puño zombie agarrando una rosa de patchwork. Los primarios del PSOE. Eduardo, Pachi y Carme. Nombres propios, pero comunes en el devenir de espantajo de un partido que se reclama socialista en su siglas, y que en lo que va de siglo no ha podido ser más de derechas. Tres son tres, los ellos y la ellas. Y aunque unos me caen mejor que otra, los tres suscitan el mismo entusiasmo en el rojerío patrio que tres camareros de cartón a la puerta de un restaurante de mala nota. Suspenso en todo, menos en convites a la banca, los brindis al sol en las bodas de los homosexuales y la retirada de los camareros becarios de Irak. Un entusiasmo y una esperanza de raicillas en la patata podre al fondo de la alacena vacía de este bendito país de mierda. Dirán, sobre todo ellos, que algo es algo. Para algo, queridos militantes del PSOE, para algo, queridos ciudadanos machacados por gente parecida a la de arriba, aunque con otros colores en la cara y en los pines, para algo la abolición de todos partidos políticos que han contribuido a este genocidio, juicio de Nuremberg a los responsables, y vuelta a empezar con una Constitución que prohíba expresamente la rendición al capitalismo y las puertas giratorias entre el gobierno y las empresas privadas. Ilegalización del PSOE, IU, PP, CiU, PNV, Sortu, UPyD. Cartas nuevas y partidos nuevos. Persecución policial de cualquier enaltecimiento de sus siglas o muestra en público de sus símbolos y emblemas. Como con los nazis después de la 2ª Guerra Mundial en Alemania. República. Democracia. Libertad. Independencia. Exilio para la Casa Real, deportación humillante para toda la Conferencia Episcopal, cárcel para todos sus miembros pederastas y homófobos, cárcel para todos los banqueros, presidentes de las corporaciones, altos directivos y políticos de más de cuarenta años. Así que para primario, yo. Primario al ras. Y muy cansadito.