LA REINA LEONA SOBRE LA MAREA VERDE
Montserrat Gomendio Kindelán, secretaria de estado de educación, dice que esta huelga en la enseñanza no tiene nada que ver con la reforma educativa de su novio, el ministro del ramo Wert, que el asunto es una zapateta de los sindicatos para que los vagos de los docentes cobren más y trabajen menos. Por ello aconseja a los padres que no se fíen de los maestros, que tienen un puesto de trabajo fijo y ellos no. Cachis. Con la que está falling. Montserrat Gomendio sabe de lo que habla, y hasta en inglés, porque nadie le ha regalado nada en esta vida y porque es muy inteligente. De una inteligencia animal. Una inteligencia biológica, por carrera. Y de familia, por herencia. Biológica y de la otra. Independientemente de que su tesina en la Complutense versara sobre los áridos (nada que ver con las innúmeras posesiones de su padre en Almería, p.e.) o que su investigaciones en el CSIC incidieran en el cuidado parental de los primates (nada que ver con sus consejos a los padres de los alumnos, p.e.), la trayectoria académica y profesional de Montserrat Gomendio debería ser el modelo en el que se fijaran los maestros para dejar de llevar esas ridículas camisetas y esforzarse en conseguir sus objetivos como ella, que probablemente rechazó el dinero que le daba su familia y prefirió sacar en secreto los cubos de basura del Trinity Hall en Inglaterra para pagarse sus estudios, fregar las escaleras del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge entre examen y examen para añadir algún mérito más a su doctorado, y más amén, últimamente, ofrecerse a afilar gratis con su lima de uñas los cilicios de la IESE Business School del Opus Dei de Madrid para que la humildad también constase en su currículum de self made pija. Así, sus conocimientos en áridos y primates (urbanizaciones de dudosa recalificación en el tardofranquismo almeriense, esa época, y maestros de dudosa disciplina, esa marea verde) le dan la autoridad moral para minusvalorar a los pobres maestrillos y a los maestrillos pobres, y ponerse al lado de su novio, el también de una inteligencia atroz, ministro del ramo Wert. Por algo, Montserrat Gomendio Kindelán tiene una fortuna declarada de 15,5 millones de euros. Declarada, digo. Pisos en Madrid capital, en Pozuelo, en el Soto de la Moraleja, varios en Inglaterra y unas parcelas de parque natural y del otro, el artificial, en Almería, que si se desgajan de la península (o nos los externalizan, como acostumbran con todo) nos cambia el uso horario. Unos terrenos procedentes de la dudosa recalificación (que decía antes entre paréntesis) en la que su padre dio el pelotazo comprando a tres pesetas y vendiendo a tres mil con la complicidad del ayuntamiento tardofranquista de Almería, allá por los sesenta. Recalificación corrupta, tráfico de influencias y cohecho de la época cuyos delitos prescribieron gracias a la habilidad de los abogados de papá Gomendio. De nuevo la inteligencia animal, de raza superior, de esa familia en el más acá de los primates. Montserrat ahora se ha liado con su jefe, dejando a su marido de toda la vida, un veterinario argentino del CSIC. Montserrat ha querido ir al bicho directamente, investigadora como es la mujer. No quiero imaginarme esos coitos de los dos hipotálamos luminiscentes en las noches tangerinas como el encuentro de dos supernovas grávidas de física cuántica juntando sus flujos algorítmicos en la armonía de las esferas. O el choquecito cloc de dos bolas de billar. Y yatá. De Wert ya conocíamos su acritud y su chulería. Así que se ha buscado una novia a su altura, es decir subalterna. Montserrat Gomendio, la secretaria (de estado). Un dechado de inteligencia heredada para ciscarse subalternamente en los maestros desde la cumbre de la escala trófica, zarpa con zarpa junto al Rey León, que la ha dejado rugir y mostrar su fiero rimmel por vídeo un ratito. La Reina Leona secretaria y el Rey León bocachancla, los animales superiores en los riscos de ministerio, la nueva dinastía dominando toda la marea verde del país.
Que la degluta el Wert y los cien mil hijos de san Luis.
ResponderEliminarMANIFESTACION Y PARO
ResponderEliminarContra ella y contra él: MANIFESTACIÓN MASIVA
ResponderEliminarLlámame loco, pero... creo que no deberias andarte por las ramas; yo de tí la ponía de vuelta y media. ¡Qué coño!
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