DEL ESPIONAJE AL ESCUCHAJE
Para espiar en España "sólo lo que necesiten y no todo lo que puedan", el director de la NSA, Keith Alexander, ha contemplado la posibilidad de ahorrarse unos cientos de millones de dólares en espías americanos contratando directamente espías españoles. Bocachanclas, alcahuetes, chismosos, fisgones y entrometidos patrios mucho más baratos y mejor entrenados en esas artes marciales psíquicas que empiezan por la envidia personal y acaban en el rencor generalizado. Kárate de pueblo. Espías todos nacionales y con su capsulita de inquina ideológica oculta en una muela por si la misión viene mal dada y hay que suicidarse gritando un viva el Alcázar de Toledo o un arriba parias de la tierra, en pie famélica legión de parados. Una tropa de cotillas, difamadores, correveidiles y tertulianos con exclusiva a los que se proveería de sus irónicos pasaportes diplomáticos (qué relación ha tenido nunca esta basca con la diplomacia), sus sarcásticas gafas oscuras para pasar desapercibidos (cuando se les reconoce a todos por los andares, incluso sentados) y sus achiperres de tecnología punta para conseguir información: botella de Chivas, bono de puticlub y un billete de quinientos euros plastificado. Espías ibéricos, pata Inditex, a sueldo de los americanos como caddies del Club de Campo del Rumor capaces de leer en los labios vaginales de la mujer de un banquero cuánto le ha costado su último chalet en primera línea de playa. Espías Anacleto con su condón caducado en el zapato-iphone y la habilidad de un mejillón de rotativa para filtrar rumores, murmuraciones y bulos, y servirles a los gringos el microfilm tabloide con la información secreta sedimentada en perla de titular: "Antonio, el del quinto derecha, fuma en el ascensor". Qué necesidad hay de tener al satélite todo el día sobre la ropa tendida pudiendo mandar a un espía español disfrazado de travesti disfrazado de periodista disfrazado de travesti a que le abra el bolso a Pedro Jota y compruebe si ha cambiado de marca de pintalabios, por qué, y cómo va a afectar eso a la portada sensacionalista de mañana en su periódico. Por no tirar sólo de rumores y atacar el problema de la desinformación (la premisa de cualquier agencia de espionaje) desde sus raíces y puntas, que mucho espionaje industrial pero luego todos los yogures saben parecido, que mucho espionaje tecnológico pero todo está en internet, y mucho espionaje geoestratégico pero luego te llega el becario-bomba de la secta de los Hijos del Morteruelo y te revienta el Capitolio por dentro como con una encuesta al segundo. Porque para saber lo que de verdad pasa en España, quién ha visto a nadie cortarse últimamente en lo que dice por el móvil... ¿O es que nos vamos a sorprender ahora de que Alicia Sánchez Camacho es pía? O eso o pagarle un Erasmus en la CIA a la Vieja del Visillo, que hace lo mismo que hacía Nabokov cuando le daba por la crítica literaria y bien que nos reímos de las dos, así que menos escándalos y más olas litúrgicas en los campos de fútbol, que sólo es cuestión de organizarse cuando la causa es importante y por ahora no consta que le hayan pinchado el móvil a Iniesta. Lo otro sería cortar por lo sano y hablar todos con la "ti" para despistar a los americanos, ti aun ti que ti nos ti cues ti te ti un ti con ti flic ti to ti di ti plo ti má ti ti ti co...
Ya adelantan que lo confidenciado desde España se hace fuera de ella. Por ley, claro.
ResponderEliminarEl máster para las de los visillos, con marchamo de nacionalcatolicismo, es genial.