EL SUBIDÓN DEL NILO (2)
Sólo he conocido a cuatro egipcios en mi vida: Gamal, un refugiado político de los tiempos en los que a Mubarak se le llamaba "La Vaca que Ríe", al menos por Mesón de Paredes, Alí, un filósofo de acera de Lavapiés capaz de aturdir al policía más obtuso con sus argumentos, al propio Omar Sharif... Y a su madre... De una parada que hizo el actor por España (le encanta) y que aprovechamos en El Circo para hacerle una entrevista. Este hombre fue una de mis primeras sorpresas agradables en la farándula. No todos los dioses están endiosados. El señor Sharif no sólo era capaz de atender afablemente a mis estúpidas preguntas (al principio en inglés; luego descubrí que hablaba un castellano fluido y que no me lo decía por no interrumpirme, aunque me imagino que también por divertirse un ratito), sino que al mismo tiempo mantenía un quedo diálogo (supongo que en "egipcio") con su madre -ya muy anciana, allá por los noventa- sentada junto a nosotros en esa habitación del Palace. "Quiere un zumo de naranja". "Tiene calor". "Le sobra un cojín...". Una entrevista larga, con sketch incluido, en la que aprendí la diferencia entre camellos de monta y camellos de arado, y que todo lo que salía en Top Secret era verdad... Ahora, después de la matanza de cientos de seguidores de Morsi, Los Hermanos Musulmanes, me cuesta infinito mezclar mis polaroids personales con las fotos horripilantes que da la prensa. El ejército represor y asesino, por un lado, la religión fanática y asesina, por otro, y las risas tan buenas que me he echado con los egipcios que conozco (la madre de Omar Sharif incluida). Y me vienen a la cabeza nuestro Opus Dei, Tejero, las Nuevas Generaciones del PP y Aznar Morsi... Y más atrás, la matanza de los Camaradas Rojos a cargo de los Hermanos Cristianos en Badajoz. Otro mes de Agosto. En 1936. Qué espanto todo, menos Omar Sharif. El enlace con "El Subidón del Nilo (1)", aquí. Una entrada en la que todavía se podían escribir gracietas...
Una amiga mía, bellísima y excelente bailarina de "raks sharki", o danza del vientre, fue contratada para actuar ante Omar Sharif durante esa visita que tú mencionas. Acostumbrada a un trato un tanto testero-grosero por parte de su habitual público hispánico, acudió a la cita con cierto recelo. Jamás, según nos relató, había recibido tanta y tan delicada atención por parte de espectador alguno. Sharif, que siguió atentamente su actuación, agradeció humildemente el "impagable obsequio de su arte", dedicándole un inusual reconocimiento y colmándola de ilustrados elogios.
ResponderEliminarAl volver a su camerino la bailarina lo halló colmado de fragantes flores blancas y una poética nota de agradecimiento del actor.
Gracias por el comentario, Loam. Cómo me alegro de esa anécdota de Omar Sharif. Un caballero, sí, señor.
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