domingo, 2 de junio de 2013

EL JEFE DE UN CHISTE


Jean Claude Juncker, el Jefe del Eurogrupo. Dicho así parece el jefe de un comando militar todos en pandi. Dicho así parece el jefe de un chiste: "Va un inglés, un francés y un español...". Más quisiéramos. El Eurogrupo es el club vip de los ministros de economía de la Unión Europea. Esa reunión exclusiva en sofás de cuero de emigrante, camareros sin lengua y secretarias bilingües para lo que fuera menester. Jean Claude Van Damme  Juncker Ja Vohl es luxemburgués. Luxemburgueño. De la propia Luxemburgo. El primer ministro de Luxemburgo, la nación. Concretamente del partido popular cristiano (ese pleonasmo). Con menos habitantes que Móstoles un lunes, es un país que te recorres en bici y no arrancas a sudar. Con un Duque de plastilina por jefe de Estado, sus diputados se juntan en un hotel. Con estas premisas objetivas (ordinario que es uno), explícale tú a este tío de calcetines bávaros de perlé lo que es una comarca minera, un astillero, una lonja de pescado o las marismas de Doñana con todos nuestros gatos tuneados de lince ibérico para pillar más subvenciones. Explícale tú al casero de Hansel y Gretel lo que es mismamente Móstoles, Málaga en verano o Santiago de Compostela en época de exámenes. Explícale tú al abogado de Sissí Emperatriz lo que es un convenio colectivo, un ERE a mala leche o una cola del paro en Extremadura a las siete de la mañana. Explícale tú al peluquero del Flautista de Hamelin lo que es una sopa de ajo, una borrachera de orujo casero o dormir debajo de una hamaca. Explícale tú al jefe de protocolo de las perdices que se comen de postre en los cuentos lo que es un pistolero en albañilería, un piso patera o un coche cunda. De acuerdo, seré muy simplista y un palurdo sin la más mínima vocación europea, pero lo que habría que explicarle de verdad a este tío es algo incluso más personal, por la vía del acercamiento, de hombre y medio a medio hombre (pa' chulo un español siempre), que por muy Jefe del Eurogrupo que sea y  muy mandamás de moqueta, un tío no puede abrir su boquita de mordisquear hostias con esa suficiencia y esa poca vergüenza de abogado de los bancos, y pedirle a un pueblo que ni conoce ni respeta que se ponga a comer piedras. Dicho queda, por mucho que disimules con la Merkel y hagas como que carraspeas en desacuerdo. Que te hemos visto el pelo de la postal, Jean Claude. Avisado estás, Juan Claudio. Se acabaron las piedras para comer, luxemburgués. A ti y a los tuyos os esperamos en los chiringuitos, que va a ser nuestra tapia del cementerio. Por más hambre y más miseria que pasemos en esta racha mala, descuidad que no se nos va a despintar ninguna de vuestras caras, cenaoscuras, que sois unos cenaoscuras. Y tú, el jefe de un chiste. Para lo que has quedado, mon dieu... Échale huevos y pásate por la tapia de cementerio que te digo, Juan Claudio. La tapia que quieras. A pie de playa. Este verano. Efectivamente, colega, eso que ves asomando por los Pirineos son cien mil culos de camarero de chiringuito a lo Braveheart, para empezar a hablar. Y cierra la boca, coño, que estás casado... No, si todavía sales en los cantares antes de tiempo...

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