martes, 30 de abril de 2013

LA SONRISA DE JUAN COTINO


Juan Cotino, presidente de las Cortes Valencianas, contribuyó a tapar todas las negligencias y responsabilidades de la Generalitat en el accidente del metro de Valencia en el 2006. Fallo en el mantenimiento de las vías. Fallo en la programación de la baliza previa a la curva. Fallo en la seguridad de los marcos de las ventanas de los vagones. Desaparición del Libro de Averías del tren. 43 muertos. El PP de Valencia amañó el juicio. Entrenó a todos los llamados a declarar para que dieran una única versión de los hechos y finalmente toda la culpa recayó en el maquinista, que iba a más velocidad de la conveniente. Uno de los muertos. A esto hay que añadir que Cotino visitó a los familiares de las víctimas para ganárselos con ofertas de trabajo e indemnizaciones inmediatas... si se estaban calladitos y dejaban la cosa pasar como un accidente imprevisible y desafortunado. Todos los expertos de ferrocarriles y responsables del ayuntamiento que trataron de dar una versión independiente y crítica fueron expedientados, multados y/o despedidos. En el programa de "Salvados" del pasado domingo Jordi Évole tuvo que hacerse el encontradizo con Juan Cotino en una oportuna presentación de vinos para plantearle todo lo antedicho después de que desde su oficina de prensa le negaran cualquier entrevista y después de que el propio Cotino hiciera el ridículo al teléfono haciéndose pasar por su hermano. A las preguntas pertinentes de Évole, el político respondía que no tenía nada más que decir sobre el accidente. A las preguntas secas de Évole, el político se escabullía hacia los expositores. A  los 43 muertos que aparecían en el ceño casi infantil de Évole, Juan Cotino respondía con una sonrisa congelada, de gárgola de tómbola, que ponía los pelos de punta. Sin escrúpulos, sin moral, sin vergüenza. Con esa sonrisa de 43 muertos y dedicándose a la política en multitud de cargos desde 1976. El actual presidente de las Cortes Valencianas. Esa sonrisa. La crisis. Esa sonrisa. Los parados. Esa sonrisa. Los desahucios. Esa sonrisa. Los pelos de punta. Y lo espantosamente mal que hemos hecho las cosas en este bendito país de mierda para que nos gobiernen sonrisas como esa.

(9 de Mayo) Un deja vu estupendo de Jess (en comentarios). A propósito de Goya...


Clavadita la sonrisa, oye. Qué repeluz.

9 comentarios:

  1. ¿Quién espera algo bueno de quien pone un crucifijo en “su” mesa? Pues, eso.

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  2. Al menos, cada día sabemos mejor quienes son. Y quedan en evidencia.

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  3. Una corrección cariñosa, María Luisa. O una alternativa: quién espera algo bueno de quien pone su crucifijo en la mesa?

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  4. He llegado a ti a través del blog de María Luisa Arnaiz y me he quedado en él porque lo que he visto me ha resultado muy interesante y así podré leerlo tranquilamente.

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  5. He ahí la diferencia entre maquinista y maquinador. ¿Nazis, señora Diferida de Simulado?: los tiene usted en sus corrompidas filas.

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  6. A Matías
    Ese pronombre representa a cualquiera. Me levanté anfibológica. Saludos.

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  7. Saludos M.L ,abrazos Mati. El unico cristo que me gusta sobre la mesa es el que propuso Javier Krahe.
    German

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  8. A María Luisa
    Capté la anfibología. Donde yo quiero incidir es que el crucifijo es suyo, no mío, no de todos, no mío otra vez. El crucifijo, en casa o en las reuniones de catacumbas.
    Abrazazos, Germán. ¿Cómo va esa playa?

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  9. A mi esa sonrisa me recuerda a esta otra.. SONRISA

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