MI BARRIO (42)
Mi barrio es muy de poner barras en la calle, haya fiestas o no, que cuando viene el panadero y tu local está cerrado porque estás borracho él también te deja las barras en la calle y se pira. Las barras de beber que se ponen mucho en mi barrio son las barras de refresco para beber alcohol y también las barras de cerveza para beber más alcohol todavía. Eso es cuando te patrocinan la inconsciencia, queda inaugurado este postcliente. Yo anoche le pedí una limonada de verbena a una camarera mexicana en mi barrio y me preguntó que si quería un refresco de limón, sonriendo abundantemente. A las camareras mexicanas de mi barrio hay que explicarles que la limonada de verbena, limonada a secas por si se consigue iniciar a algún niño, es una mutación religiosa que hacen los santos pistoleros Lorenzo, Cayetano y la Polaroid de la Vírgen Ovipara, mutación religiosa y muy populista del limón rural en limón místico, que como su propio nombre indica lleva vino blanco. El borracherón que se perpetra milagrosamente también es místico cuando te has bebido un vasito en cada uno de los portales con barreño, presidenta de la comunidad y un clavel. Compensó la mejicana su ingenuidad narcotráfica porque luego trajo tardísimo unas quesadillas de su tierra con el picante tan castizo que una guindilla intentó robarme el corazón. Por las mañanas hay dos tipos de barras solitarias en las calles de mi barrio: las que parecen haber pasado una mala noche y las que parecen haber pasado una noche mala, depende de si las han bebido de izquierda a derecha o de derecha a izquierda; en las calles en cuesta suele ser en el sentido de perderse el agua, pero vete tú a saber la de borrachos alpinistas que pudieron presentarse al casting.
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