MI BARRIO (32)
Mi barrio tiene muchos suicidas vivos, de los que se matan todos los días. Los hay de un intento largo (a lo mejor una ilusión) y los hay de muchos intentos (a lo mejor una inconstancia), y vuelta a empezar. En mi barrio se respeta mucho a los suicidas, como a las estatuas vivas (no confundir con los mimos, esas patrañas de la muerte), los perros con carácter propio o los barrenderos enérgicos barre-barre, buenos días, barre-barre. Se respeta mucho a los suicidas lo mismo que a la gente que ya se ha muerto: para que luego digan que no sabemos apreciar el esfuerzo. Los suicidios más bonitos son por amor y se hacen con una bebida distinta a la de todos los días. Los suicidios que más gente apiñan unas veces son las bodas, otras veces las drogas, y otras veces un trabajo en la calle. Aplausos. Y suicidas con pensión, en los bares casi siempre.
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