En mi barrio viven muchas parejas de cosas y muchas cosas que también van de dos en dos: los niños al colegio, las viudas a la compra y los policías a registrarnos los bolsillos. Algunas calles van también de dos en dos: Jesús y María, San Cosme y San Damián, y Soler y González. De modo que donde podría haber seis calles hay sólo tres. Dicen los viejos que el día en que agranden el barrio hasta las comisarías de la Ronda de Valencia, Moratalaz, Luna, Leganitos y Plaza de Castilla, las tres calles siamesas que sobran las vamos a mandar a pegar latigazos de alquitrán orinado por el extranjero, con sus abogados borrachos y sus palomas aplastadas, que tres calles en reserva y con el nombre ya puesto dan mucho de sí para seguir extendiendo la mala fama de nuestro barrio. Otra cosa que también va a lo mejor de dos en dos algunos días son los barrenderos, pero eso es porque sólo hay una radio.
En mi barrio viven muchas parejas de cosas y muchas cosas que también van de dos en dos: los niños al colegio, las viudas a la compra y los policías a registrarnos los bolsillos. Algunas calles van también de dos en dos: Jesús y María, San Cosme y San Damián, y Soler y González. De modo que donde podría haber seis calles hay sólo tres. Dicen los viejos que el día en que agranden el barrio hasta las comisarías de la Ronda de Valencia, Moratalaz, Luna, Leganitos y Plaza de Castilla, las tres calles siamesas que sobran las vamos a mandar a pegar latigazos de alquitrán orinado por el extranjero, con sus abogados borrachos y sus palomas aplastadas, que tres calles en reserva y con el nombre ya puesto dan mucho de sí para seguir extendiendo la mala fama de nuestro barrio. Otra cosa que también va a lo mejor de dos en dos algunos días son los barrenderos, pero eso es porque sólo hay una radio. 
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