martes, 23 de febrero de 2010

PEDIRLE DEMASIADO AL AGUA

Lo mismo que se está muriendo gente que no se había muerto nunca, ahora está lloviendo donde nunca había llovido. Y de la misma manera que al que muere la muerte le encuentra vivo, al que le llueve por sorpresa el agua le encuentra con un chalet de mierda en una cañada o un adosado dominguero en una ribera. Lástima que las trombas tampoco respeten chabolas de necesidad. Estaría bien que las riadas se saltaran a los pobres y fueran sólo a cargarse la tele de plasma del pamplinas. Otra cosa es que lloviera únicamente en las camisetas de las tías buenas, pero ya sería pedirle demasiado al agua. Lo digo por la churri de arriba. Qué vicio con el lapicito óptico, chico. Estoy por dibujar mujeres con seis o siete tetas para que me duren más en la Wacom. Molan las goticas. Automuac.

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