ER PAPA S'ASCALABRA'O
Frente a las puertas de cierto bar de Lavapiés, la pintadita sólo duró hasta la mañana del día siguiente. Una cocinera tan hábil con los callos y las albóndigas como con la fregona y el cubo. Y todo porque el cura Don E. no se enfadara, "pobrecillo, ahora que le han entrado los tembleques"... Me gusta saber que la foto la saqué únicamente por terquedad y que, a la postre, sirvió de algo.
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