QUE CONSTE
A la gente le dices que pintas por ordenador (las tabletas gráficas podrían ser de chocolate para ellos, que les da lo mismo), y en seguida te escupen a la cara el poco mérito que debe de tener eso, "con lo que son hoy en día los ordenadores". Les enseñas cualquier retrato sacado en papel (buen papel, buena copia, buena impresión) y por ahí ha pasado todo Microsoft entero, que tú no. Tú no. Tú sólo a mentir y a engañar al personal, y a hacerles más trampas a las fotos que el cirujano de la Cher a su estampita de la comunión. Y no hay manera de explicarles que el lápiz óptico no traza sin mano o que eso se transforma mágicamente y tienes pinceles, rotuladores, ceras, aerosoles y toda la parafernalia, como un artista "normal", un artista "a cuerda", sólo que sin mancharte ni tener contacto con los materiales (oler a trementina / rascar acrílicos del suelo / almacenar lienzos en el cuarto de baño). Y es que ya, ni ganas de darme a entender. O lo ven, o no lo ven. Y al que no lo vea, mi humildad natural me impide insistirle; al que no lo vea, mi mal carácter con los retorcidos me impide aliviarles la tara con un Santo Tomás, mete la mano y cree, gilipollas de poca fe, o súbete a casa y mírame delante del "parato" cómo te pinto una raja de melón sin melón ni puta foto... Y como me pasa de todo con el ordenador y los programas gráficos (lo mismo que si se me acaba un tubo de magenta o se jode el tapón de la linaza), aquí va una muestra. La foto es "catch-screen", de móvil a pantalla de ordenador. Y todo porque el programa petó. Reventó. Y en una ventanita que conseguí arrastrar fuera "sin llevarme pintura", me avisaban dramáticamente de que la aplicación en uso debía cerrarse. Ni p'alante, ni p'atrás, y el dibujo sin guardar. Y como ésta, mil. Reventones y pantallazos a mitad de trabajo (el software de Maracaibo es lo que tiene), y archivos incompatibles a muerte entre sí (cuidado que son orgullosos los "flash" o los "rif"). Por eso, en esa impotencia, y antes de perder lo ya trabajado (mejor o peor, ese no es el caso), el tonto recurso de hacerle la foto al dibujo inacabado de una mujer hecho por ordenador y, mira tú qué cosas, también deshecho por ordenador. Porque a la chica no se la ha vuelto a ver tomando copas en un archivo de recuperación. Ni echándole miguitas para que vuelva. Nada. Fugit. De modo que, el dibujo por ordenador, pues unas veces para bien (qué precioso color de relleno, chaval, por ejemplo), y otras para cagarse en la pana (a ningún artista "físico" le desaparece una vaca del lienzo; bueno, si se pasa con la trementina, a lo peor), así que empate. Yo no oculto que mi caballete tiene enchufe, y la gente deja de preguntarme cómo le hice esa foto tan rara a la puta raja de melón. Si es que da igual. Como decía el otro: "demasiadas explicaciones para no estar mintiendo". Una cruz. Pero que conste. Item más: con la mala leche, el nombre del archivo tiene falta de ortografía: "Qué" Conste. Un sindiós.
(Nótese el puntero yerto del ratón y perdóneseme el mal encuadre. Estaba de luto)
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