Miraremos pasmados el vuelo del gorrión sobre nuestras cabezas, pero el guerrero sabio no abrirá mucho la boca.
Desconfía del contento de tu mujer. En la batalla, todo lo que venga silbando es malo.
Es dulce el tesoro de los amigos, pero también es dulce el tuyo. Cambia las cerraduras de vez en cuando.
Bebe de las fuentes de la sabiduría y de la tradición, pero déjate de tonterías en el desierto.
El ratoncillo de campo se maravillará de la flor silvestre, pero el halcón tiene una visión más general.
Si arrojas una gallina desde la almena, planeará. Si arrojas una bolsa de oro, planeará tu mujer.
Oirás con valentía el tambor del enemigo en la distancia. Si oyes más tambores, ya puedes hacer lo que creas conveniente.
Admirarás las virtudes de tu esposa, pero no te probarás su ropa.
Una mala cosecha de patatas no traerá más piernas de cordero a tu mesa.
Alá, en su sabiduría, hizo el barrizal y los carros. El hombre, en su sabiduría, los juntará.
Caballo comprado en mayo, verano de relinchos, pero la trucha no tendrá nunca una sartén en su casa.
Si tu mujer quemó vuestro cuadro de nupcias, tú no pondrás los camafeos de ella y de tus hijos entre las orejas de tu caballo.
Si mandas a tus siervos a plantar arroz, al año siguiente te preguntarán por el pollo. Mándalos a plantar pollos y te mirarán raro.
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