sábado, 31 de diciembre de 2022

NINGUNA ESPERANZA PARA EL 2023


 

No es pesimismo, ni estoicismo... Supongo que es inercia. Esperar cosas, a ser posible buenas, suele generar frustración, desencanto. Como mínimo melancolía. Y ese es el fallo. ¿Qué se esperaba la paloma? ¿Migas? Pues lo mismo cabe pensar de las promesas que nos hace desde la distancia un año que se llama 2023 y del que no tengo ninguna referencia. Una higa de antemano (sic) para él. Me encanta el título (sub) del especial de Cachitos para Nochevieja (hoy, vamos): "Ya no hay nostalgia como la de antes". Una maravilla. Esos tíos poniéndole nombre a las cosas son la leche... Pues lo mismo para esta sensación premonitoria llena de presagios para el año nuevo: "Sin esperanza todo será mejor". Pues eso. Con mis mejores deseos.

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