miércoles, 15 de abril de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (33º DÍA DE CUARENTENA)


Confinar a un país entero es tenerlo en una casa de muñecas. El corte vertical del edificio 13, Rue del Percebe, pero a lo gordo, a escala nacional, con sus fronteras autonómicas en escaleras y pasillos, sus parques nacionales de macetas en los rellanos, sus ríos en las bajantes y su pasado histórico en las pintadas y rallajos del ascensor. Desde el Estado puedes espiar ese bloque de país de dos maneras y al mismo tiempo: por lo que hacen en sus balcones y por lo que pasa en sus pantallas, esas ventanas nuevas que han sustituido a las ventanas de toda la vida para asomarse a la realidad. Luego controlas esa vivienda y a todos sus habitantes con los sencillos dispositivos GPS que tienen los teléfonos móviles, como seguro que ya están haciendo Apple y Google, o la puedes controlar también, como parece que está haciendo Putin con la dacha Rusia, con reparto e imposición obligatoria de pegatinas de códigos QR, que no dejan de ser mapas pixelados en blanco y negro, en la chepa de todos sus subdi... ciudadanos. Por su parte, los chinos ya controlaron Wuhan y a toda la provincia de Hubei con códigos de barras, pero no a su casa de muñecas gigante, sino a su guiñol, y a base de mamporros, por si alguien había entendido "código de barras" en un sentido tecnológico y sutil: lo hicieron con barras, barreras y tentetiesos. Guiñol puro, mientras disimulaban sonriendo hacia arriba a los satélites de la CIA: "Es sólo un contratiempo con la Bruja Pangolín y el Mago Murciélago, pero los tenemos controlados. ¿Veis? Les hemos metido la mano por el culo y estamos haciendo que hablen. Mirad cómo ríen los niños. Gracias por vuestra atención, gracias, gracias, adiós, adiós...".  También nos sobrevuelan a nosotros los satélites de la CIA. La primera vez que pasaron a las ocho de la tarde después del Estado de Alarma se quedaron algo sorprendidos. "A quién coño les están aplaudiendo los españoles, si desde España no se ve el guiñol de los chinos...". Aquí somos unos sentimentales con nuestro personal sanitario y ya tuvimos un guiñol parecido con Franco, también con su Bruja Pangolín Collares y su Mago Murciélago cruzado con Cerdo marca Ciclán.

Hay una opinión que se va generalizando por ahí: estamos tratando mejor a las mascotas que a los niños en esta cuarentena. Y no estoy de acuerdo. Mismo trabajo, mismo salario. Y así debería ser hasta que los niños aprendan a orinar en las acacias. Además, ahora a los niños los llaman "vectores de transmisión", de modo que no son tan niños.

¿Queréis a los niños en las calles al menos un par de horas al día? Pues contratad el Dron Tapicero de la policía para vigilarlos en los parques infantiles y que no se vayan a buscar Pokemon, y así liberáis también de paso a los profesores. Sí, a esos miles de curritos mal pagados de la administración que se las ven y se las desean cada oposición para obtener una plaza de interino y que no les cobréis las vacaciones luego. A esos mismos señores que hasta hace poco enseñaban pre-tecnología (id al significado literal de la asignatura) tampoco los podéis convertir de la noche de la mañana en ingenieros de la NASA para colocarle a un niño en la cabeza los afluentes transitivos del Kilimanjaro divisor simple con un brazo articulado de precisión, gravedad cero y los meteoritos de su madre y de su padre opinando alrededor a velocidad de cuñados súbitos.

También podéis viajar en el tiempo y darles una conferencia TED retroactiva sobre telemática a Pestalozzi y a Piaget. Cualquier youtuber iletrado sería un buen ponente. Además de que a los youtubers les encantan los viajes en el tiempo (mañana van a soltar la misma chorrada que antes de ayer), no os olvidéis de que ellos inventaron el confinamiento. A ese respecto, no es bueno que les habléis de la Caverna de Platón como inspiración y fuente originaria de sus ingresos. Inmediatamente os preguntarán si está vivo, si les va a reclamar derechos y si "caverna" es lo mismo que "caravana". Déjadlos fluir: D. F.

Ligera bajada en el número de muertos con respecto a las cifras de ayer. Tampoco es para alegrarse. Si oyes en televisión que han muerto 523 personas en un bautizo, inmediatamente piensas en Kabul o en Bagdad y en un ataque con drones de los estadounidenses, y no te alegras en absoluto, a no ser que te llames Donald algo.

La croqueta con ojillos de sospecha dice ahora que la OMS (Olas Muy Salvajes) ha encubierto la maldad del coronavirus a sabiendas y sólo para fastidiarle a él las elecciones, con lo cual les ha retirado la paga.

Lo de los 523 muertos en un "bautizo" ha ocurrido en España. Un ataque de veinticuatro horas con drones inapreciables a simple vista y que al microscopio tienen pinta de gominolas de colores... ¿Gominolas? ¿En serio queréis sacar "ya" a los niños a la calle?

Hay que hablar seriamente con los medios de comunicación para que dejen de enseñar fotos tan vistosas y provocativas del coronavirus. Esto lo dice un español sin hijos, pero si queréis que mantengamos al bicho en un lugar fresco, seguro y, sobre todo, lejos del alcance de los niños, nos ponéis a todos un sótano bodega con acceso aparte para invitados en un bonito chalet de Pozuelo y los pobres de España dejamos de quejarnos por tonterías.

O eso, o id entrenando ya de canguro al Dron Tapicero.

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