domingo, 21 de mayo de 2017

UN DESCUBRIMIENTO: PALOMA BRAVO


Hoy, en INFOLIBRE.
De lo mejor que he leído en prensa en mucho tiempo.

PALOMA BRAVO
"UNA DISCUSIÓN SUICIDA"





El motorista va gritando a su paquete. El hombre hace gestos exasperados con las manos y suelta la moto; la mujer le contesta con tanta energía que la coleta le cambia de lado. Se caen y la gente se arremolina, preocupada. Ellos se levantan. Se quitan los cascos. Siguen discutiendo. “Parece que están bien, o al menos tan mal como antes de caerse”, me dice la cachorrita mientras tira de mí hacia el parque.
 
  • Una discusión suicida, pensamos a la vez el único comprador de periódicos del barrio y yo.
***
Esa misma noche, en un restaurante artesanal y buenrollista, los de la mesa de al lado comparten platos pero no conversación: escriben furiosos en sus móviles y, por la cara que pone uno cuando el otro da a enviar, parece una bronca privada. Apenas hay luz y el mayor se aleja la pantalla casi hasta la nariz del otro, sin aceptar la presbicia; el joven teclea mejor y más rápido. Cuando nos traen la cuenta aún no se han hablado. “Tampoco se han gritado”, me consuela un amigo. “Yo no estoy tan segura…”.

***
Madrid está nervioso, alterado; pero conserva el abuso del teléfono y cierto sentido del humor (absurdo). Hace ya unas semanas que los interlocutores educados empiezan por el “¿Cómo te pillo? ¿Puedes hablar?” y, luego, sin más preámbulos, se zambullen en el lodo: “Oye, si nos graban esta conversación, ¿es por ti o es por mí? Es para ver si digo lo que pienso o lo que quiero que se publique…”.

A veces una filtración puede ser una bendición, aunque no se ha dado el caso.
***

“Arden las redes”, titulan los medios viejos y los medios del clickbait. Arden todos los días. Arden por una chorrada, un cotilleo o un drama que en unos segundos deja de ser trending topic.

Es primavera, lo que significa verano. Dejamos en casa el Twitter y nos lanzamos a la noche, escépticos y huérfanos. No (nos) queda casi nadie que analice, que contraste, que ilumine. No (nos) queda casi nadie que no oculte más de lo que muestra. No (nos) queda casi nadie que cuando habla no busque confundirnos en su egoísmo.

“Me llaman tipos que quieren algo de mí”, confiesa alguien. “Les escucho durante horas pero no consigo saber el qué”.
 
  • ¿Y no será que tu actitud es demasiado pasiva?
  • Claro que es pasiva. Espero por si consigo entenderlos y por si lo que ellos quieren coincide con lo que yo busco, pero…
  • ¿Estáis hablando de sexo?
  • De curro.
  • Eso es una inmensa pérdida de tiempo.

El aguafiestas es semiólogo. “Vivimos entre contaminación y palabras huecas. Sueño con acercarme a un político y decirle ‘Hola, soy tu ciudadanía’, pero en plan creepy, como aquel anuncio. ‘Hola, soy tu menstruación’”.

Le pregunta y repregunta un abogado:
 
  • ¿Pero tú eres ciudadanía?
  • Ciudadanía no es nadie. De eso hablo...
  • ¿Esta conversación no la tuvimos ya en el 15M?
***

Vamos al teatro. El rey. Una obra inteligente, crítica, documentada y con actores extraordinarios. Al salir el abogado se sorprende de que no la hayan prohibido.
 
  • ¿Prohibirla por qué?

Da miedo que un penalista recuerde que hace quince años no hubiera tenido razones para el comentario, que estamos en el país de la ley mordaza, que retrocedemos… Y que somos unos ingenuos.
 
  • Que no, que no la pueden prohibir… Esto es teatro.
  • ¿Y los titiriteros qué eran?

Es tarde y elegimos acostarnos con ingenuidad y sin miedo, así que caminamos alunados, como artistas. Subimos las cuestas de Lavapiés sin ser podemitas ni burgueses. Subimos siendo nosotros, que no discutimos por Whatsapp aunque a veces nos queremos con mensajes de texto.

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