
De mi trabajo en el Circo sé que el folio en blanco se enfrenta, se afronta y, a menudo, se afrenta. Incapacidades aparte, obviada la falta de talento, la ofensa se produce a causa de dos motivos fundamentales: el interior, llámese autocensura, y el exterior, llámese puto jefe. La autocensura proviene del miedo. El puto jefe proviene de su despacho a decirte que no lo ve, que le falta algo, una vuelta, un punto de giro. Hasta han llegado a pedirme un
punch line al principio, que es como pedir un whisky on the rocks sin hielo. Tipos que si han llegado a juntar dos letras han sido las del Mercedes agitanado; si han llegado a tener dos conceptos sobre la creación han sido los de las facturas y los de "en concepto de". Con su dinero quieren una vuelta, como el paleto en el primer taxi de su vida mirando suspicaz el marcador de tu taxímetro: este tiparraco de gafas me quiere enseñar la Nebulosa de Andrómeda y yo lo que quiero es sacarme una foto en Móstoles, con el alcalde. Y, por supuesto, el caché es otra forma de hacerles ver las estrellas. Llámese venganza.
Tal cual. Cómo te entiendo. Estupenda la ilustración (bueno, como tantas de este blog).
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