viernes, 9 de abril de 2010

EL MISTERIO DE IGUALDAD

Parece ser que la ministra Aído ahora a cambiar los cuentos clásicos que no observen una estricta equiparación de géneros en cuanto a roles y una rigurosa ecuanimidad argumental en el argumento de la argumentación de lo que destila el cuento para que la mujer, la manzana, la zorra o las uvas (todas ellas femeninas) no sufran discriminación ni maltrato alguno aunque sólo sea literario. A tomar por saco los hermanos Grimm, Anderssen, Perrault, Calleja y el cabronazo de Dickens, todos unos cerdos machistas, cuando no exclusivamente varones repugnantes. Cenicienta, Blancanieves y La Cerillera van a convertirse de la noche a la mañana en brokers de traje-chaqueta de Wall Street o ministras de Érase una Vez. Las princesas encerradas en las torres de los castillos deberán ser rescatadas a partir de ahora en la proa de una lancha fuera borda, pero únicamente si ellas quieren, que para eso están tomando el sol en top-less y sus stock-options les ha costado. Se acabaron las brujas. Ahora serán bioquímicas jubiladas un tanto asociales, pero con un alto nivel de convicción política. En contrapartida, los machistas sólo podremos proponer que deje de emplearse el término "moraleja" como lección última de las fábulas y que pase a llamarse ahora "moralejos", eso sí, siempre y cuando arranquen con un "A tomar por culo la zorra que las uvas estaban verdes de envidia y el cigarro mucho cantar mientras el hormigón no paraba de hacer rascacielos para putas". Otro aplauso más para la ministra de todos somos muy iguales y yo la más flamenca, arriquitaun con mi tontería.

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