LA HUMANIDÁS
La Humanidad, bien entendida, puede llegar a ser sólo unas ganas de rascarse con disimulo, de reírse educadamente, de improvisar unas parihuelas, de inventar con provecho, o de cultivar lo mismo una amistad que un huerto de berzas. La Humanidad, bien entendida, a veces es un jabón hecho con grasa semita, una linterna con batería solar o un niño muerto porque Dios lo quiere. Por eso hay días en que a la Humanidad, con su afán por irse a Marte, dan ganas de decirle que se vaya. Entiéndaseme bien. Marte o a tomar por culo.
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