EL SOL POR TODOS LOS LADOS (ARRANQUE)
Tanto en novela como en cine, hay un género disperso e inconcluso con poquísimo prestigio: Los Arranques. Si tras el arranque tenemos efectivamente una novela o una película, la pieza de origen (ese folio, ese párrafo) pierde todo valor, así que su gloria está precisamente en su fracaso, en su abandono y en su olvido. Las mentiras más hermosas suelen ser elocuentes promesas de hijos de puta. Incluso estoy por afirmar que hay falsos arranques camuflados de auténticos y que ni siquiera pretendían ser inicio de nada, sino algoritmo de un momento de drogas o de euforia. ¿Por qué no tenerlos en cuenta? ¿Porque se desinflaron? ¿Porque dejaron de correr? ¿Porque comenzaban a temblarle las comisuras a la sintaxis de las últimas frases? Por esa regla de tres estaríamos obligados a descartarnos también a nosotros mismos sólo por haber llegado a la gaseosa de los cuarenta tras un arranque de champán a los veinte. Sueños de oro para acabar debajo de un puente. Así que un respeto por Los Arranques. Por la falta de perseverancia que nos ha salvado de mucha mierda. Por la falta de perseverancia que nos ha dado la frescura de un sólo párrafo. De modo que colocaré algunos propios. Y jugaré. Habrá arranques falsos y habrá arranques que no. Unos no tienen nada detrás (quízá treinta o cuarenta páginas más) y otros son trampolín de novela terminada. Arranquemos.
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