MÁS ALLÁ O MÁS ACÁ DE LAS PALABRAS
Sin necesidad de verbalizarlo todo, cosificar los sentimientos en cajoneras semánticas, hay sensaciones inefables por las que todavía merece la pena tener orejas y unas buenas gafas. Es tal vez ese rencor que te entra hacia los libros que prometieron tanto y que tanto se han vendido al demonio. Los de literatura menos, aunque a mí me esté fallando mucho últimamente Marcel Proust.
No hay comentarios:
Publicar un comentario