PARAFERNALES
El pudor es un sólido que sólo se disuelve en alcohol o en dinero
-ENRIQUE JARDIEL PONCELA-
-Ella no lo hizo. La conocí cuando era niña.
-Todos los asesinos han sido niños alguna vez.
-HISTORIA DEL HAMPA-
Sabías que en la cara y la cruz de los pantalones
viven todas las madres.
Sabías que en las simas de los escotes
hay gatitos invisibles que bufan a los ojos
de los hombres,
y jugaste.
Recién llorado,
barbudo,
sin tabaco estoy
de pie en tu alma
y ningún barco en el horizonte.
Llegados a este abandono
sé que en tu diario microondas
gira mi cabeza cortada.
Ponme un dedo encima.
Aún sonará a Lennon
y a preguntas de gaviota.
Pasará el tiempo en tu reloj
de polvo de esternones
y yo seguiré aquí,
de pie en la playa blanca,
en el costillar blanco del silencio
y la arena negra de haber querido,
mirando la huella
de dedos pintados
que dejó tu recuerdo
a la orilla de este horror.
Pero hoy es el día del recuento,
el día de las muescas en el cráneo,
en la médula,
en el coxis.
Todas las estampidas de manos falsas
que te pasaron por encima
y todas las paredes de ascensor
en que se convirtieron tus ropas.
El día de las sumas y de las restas,
de los hombres y de los mierdas.
Todas las camas en las que entraste
como un marcapáginas,
todas las lunas que te vieron
y que no viste,
todas las cartas,
todas las posturas
amanecidas junto a extraños
como hambres de niña.
Hoy es el día de mirarte por dentro
los paisajes y los abismos.
Yo ya no soy más tu viajero.
Hacia los palacios leves,
pero juntos,
dos,
el número contra el mundo.
Se partió
la cuerda que sujetaba
nuestro primer abrazo.
Pienso en lo que fuimos
y me sangra la nariz.
Millonario de ti,
cuántas veces nos subieron
el amanecer a la cama,
cuántas veces nos prometimos
muerte,
si este poema ocurría.
Que el frío de mis ojos
te conceda el don del olvido.
Que la memoria de mi calor
te maldiga con su recuerdo
para siempre.
Y basta.
De LA PUERCA ROSA
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