jueves, 19 de abril de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (41)



Ser de los charcos que piso
y de las mujeres que me dividen
no ha sido siempre fácil.

Nunca han dejado de disparar.

Cantar flojito dentro de mí
ha sido mi religión a menudo.
Cantar flojito y sonriendo,
cercado de santos y héroes propios
como un niño ciego
en el Culo del Mundo.

Caminar una sola ascua,
sonreírme sucio, bendito, luminoso.
Amar desde el fondo,
atesorado y frío.
Vencer las ganas de mi alma de ser algo.
Pintar parones de piel como Gauguin pintaba indígenas.

Y siempre sereno,
dolor conocido.

Seco de lunes,
te quito tu sudor inteligente
y barnizo mi estatua destrozada.
Será mi repelente de palomas muertas.

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