BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (41)
Ser de los charcos que piso
y de las mujeres que me dividen
no ha sido siempre fácil.
Nunca han dejado de disparar.
Cantar flojito dentro de mí
ha sido mi religión a menudo.
Cantar flojito y sonriendo,
cercado de santos y héroes propios
como un niño ciego
en el Culo del Mundo.
Caminar una sola ascua,
sonreírme sucio, bendito, luminoso.
Amar desde el fondo,
atesorado y frío.
Vencer las ganas de mi alma de ser algo.
Pintar parones de piel como Gauguin pintaba indígenas.
Y siempre sereno,
dolor conocido.
Seco de lunes,
te quito tu sudor inteligente
y barnizo mi estatua destrozada.
Será mi repelente de palomas muertas.
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