lunes, 22 de enero de 2007

LOS ALUMBRADOS (1)



Hagamos una película, dice madre. Hagamos algo que nos inmortalice, queridos. Y que nos den un homenaje con estatua de grupo. Estatuas de grupo no hay. Las inventarán para nosotros. Padre es demasiado tímido. Padre no sirve. ¿Para la estatua o para la película? Se nos va de las dos hazañas. O se sale de plano o se sale de bronce. Luego hablo yo con él, queridos. Alguien tiene que bajar a por el pan. Mandamos una paloma. Alguien. La semana pasada bajé yo y hubo movimiento de cuchillos. A mirar por los prismáticos. Ventana norte. Mar arbolada. Tejados rizados. Dos millones de ecuatorianos. Hoy no hay pan. El miedo nunca hizo patria. Como que nos es completamente indiferente, madre. De acuerdo. Esperaremos a que pase un buen banco de latas de atún. Sin pan. Cuidado, que padre está hablando en el cuarto de baño. Acércate a ver qué dice. Barrunta hambre. Hambre tímida, pero la barrunta. A por el pan. En mis tiempos bajábamos a por el pan todos los días. No disparate, abuela. Todos los días. Pan fresco. Pan caliente. O una cosa o la otra, abuela. Pan. Y los enchufes no tosían. Y no había niños mirando con unos prismáticos hacia la calle. Ojo con la pequeña, que se está desayunando la maceta. Debajo de las manchas debe de haber una niña, dice el abuelo. No baja Dios a por nosotros, no bajamos nosotros a por pan, y manda cojones. Organizad esto y que no vuelva a parecer un desayuno abstracto, dice padre, secándose los sobacos con las facturas del agua. A por pan el que saque el bastoncillo de los oídos más corto. Y que suba algo de leche para mí. Eso, para usted, abuelo, no para la pequeña. Mis huesos. ¿Y los de la niña qué? Son los mismos. Y una mierda. Por lo mal que anda a ésta le falta un hueso en alguna parte. Con más motivo para darle leche. Que no se planta un tetrabrik y te sale un fémur. Me da igual. Que suba la leche o bajo yo a desaparecer otra semana. Sin la dentadura no baja, que lo conozco yo, abuelo. Eres un hijo de la gran puta, Vicente. Y un tímido. Tú te callas. Lo ha dicho mamá. Ahora quiere hacer una película con una estatua de grupo. Estatuas de grupo no hay. Se llaman esculturas de grupo. Ya salió la lista. ¿Alguna novedad en tu depresión, hija? Fase fosa. Que no sea aséptica. Se dice séptica. Mierda es. ¿Por qué no podéis comprender los hombres que el alma de una adolescente no es el vapor azulado que surge de una boca hecha expresamente para las felaciones? A la abuela no le digas esas cosas por la mañana, que luego venera cromos. Te tocó, machote. Sacaste la muleta más corta. Pan de leña y un tetrabrik de leche. Con qué dinero. Bájate unos discos. Ya no quedan. ¿Qué ha pasado con todos los de Vivaldi del segundo cajón? Esos fueron para la peluquería de la abuela del martes. Coño. ¿Todos? Lavar, marcar y decapitar, servicio completo. Abuela, a qué peluquería fue usted, si puede saberse. No puede saberse. Vaya. Baja entonces con los espasas. Algo más que pan y leche, entonces. Venga, sube también carne. ¿Ecuatoriana, marroquí, turca o española? Llévate la eñe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario