jueves, 6 de octubre de 2011

QUÉ GUAY SER BELGA

Los belgas van a cumplir 600 días sin gobierno. Los belgas no se han disuelto en comparsa libre o en manada de sonámbulos buscando un sitio donde orinar. Los belgas se han vuelto transparentes frente al Tiranosaurius Rex de la crisis porque no tienen Tonto Visible, esto es, Gobierno. Los belgas no se mueven, no chillan histéricos, no se desgarran la camisa guayabera. Y a los belgas no sólo no les pasa nada, sino que mejoran. Sus previsiones económicas son cojonudas. Su déficit se ha estancado. Sus coles de Bruselas siguen oliendo a lo mismo pero ellos ya no fruncen la nariz, no vaya a ser que un bróker de Vitaldent gore (y dos manitas de discapacitado) se percate del movimiento y los recalifique de una hostia a la baja, con números. La moraleja, conclusión y epifonema de todo esto es demasiado lírica y apabullante, y no sólo por la manifiesta inutilidad de los gobiernos y hasta de su presencia contraproducente, sino por las ventajas de hacerse belga de golpe (vacío cósmico, ganas de vomitar), y no de a poquitos, como lo estamos haciendo ahora con esto de fumar furtivamente, darle besitos a los toros y aguantarnos las ganas de insultar a algún mierda, no sea que se delinca por enaltecimiento de la mierda. ¿Durruti comía mejillones? Miro con distancia el bodegón y, quitando el pelotazo de amarillo del limón (me encanta), parece que me han quedado unos colores de paleta barroca... por los descampados de los Países Bajos... ¿Que no? Van Dyck (belga con el aliento contenido) y Rembrandt (holandés de ronda) me fostian vivo si lo vuelvo a repetir. Pues que quitando el limón... Zaca.