miércoles, 1 de mayo de 2013

USURA PORNOGRÁFICA


La usura es ilegal en este país, pero según y cómo. Eso de los intereses desproporcionados o abusivos. Según y cómo el banco, según y cómo el préstamo, y según y cómo el banquero y su grado de amistad con el gobierno de turno. Al pasar la banca me dijo el banquero... Pero esta cosa nueva de la "usura pornográfica" parece que está por legislar. El precursor es Alfredo Sáenz, desde antes de ayer ex vicepresidente del Santander y consejero delegado de lo mismo. Hace unos años hizo que metieran en la cárcel a unos empresarios inocentes con la ayuda del juez Pascual Estevill, condenado en firme y con cantares y palmas del resto de los presos por cohecho, extorsión y prevaricación. Un pinta terrorífico. Por su parte, a Alfredo Sáenz le cayeron seis meses de cárcel por denuncia falsa y por listo. Pero el buenazo de Zapatero lo indultó inmediatamente a cambio de quién sabe qué favores (ya se averiguarán en su día). Y un poquito después, nada más llegar al gobierno, el PP trató de hacer uso de su rodillo parlamentario para cambiar una quisquillosa condición legal concerniente a los trabajadores de banca y para que su amigo pudiera funcionar sin melindres de antecedentes penales en lo más alto, una cosilla referente a que los criminales no podían manejar los cuartos de la gente honrada. Ahora parece ser que cierto tribunal ha puesto pegas al primer indulto de Zapatero y le ha llamado la atención a los ecuánimes buitres del PP por aquello de que cambiar la ley a medida que van pringando los colegas no parece muy decente. El inmaculado Alfredo Sáenz las ha visto venir pardas y ha preferido saltar de la carroza de los tíos con chistera antes de que lleguen los jueces bandidos o la propia canallesca mediática a preguntarle por su concepto de banca ética, sin faltar, don Alfredo. Ha saltado el hombre en marcha sobre un chalet de plumas y se ha llevado el cofre con su pensión. 88 millones de euros y pico. De jubilación. Rabia rabiña. Ese retiro obsceno que uno le consiente exclusivamente a Jean Paul Belmondo y según en qué película. Pero esa imagen sugerente. Esa estampa. Ese desplegable de la realidad obscena española. La gente muriéndose de hambre y los bancos dedicándose a la pornografía. Y qué van a hacer los pobres bancos, si ya lo tienen todo ganado. Es el ocio, amigo. Además, que era de esperar la progresión aritmética de los orgasmos. Fases lógicas y que a nadie deberían escandalizar: primero los juegos eróticos (préstamos blandos, soft, mmm, preferentes calentitas y húmedas, hipotecas cañón), segundo, la manipulación y la extorsión a los que han conseguido que se vuelvan adictos y que han follado financieramente por encima de sus posibilidades, y luego el sadismo: 88 millones de euros para la estrella porno del Santander en la barra de las show stock options, suck it to me, ahora que todo el mundo está en cueros y con la soga al cuello de David Carradine. Hala, a cascársela a la calle, que ya no tenéis casa. ¿Aceptáis nuestro esperma como dación en pago? ¿En la cara de vuestro expresidente, por ejemplo? Va a ser que no. El señor Sáenz acaba de arreglarlo todo para mantenerse limpio de "polvo y paja" hasta que os muráis los rojos uno por uno y el mundo se transforme en una gigantesca e irresistible bola china de oro que él pueda meterse por el culo como en sus mejores sueños. Como dios. Y Botín de taquillera en el primer cine porno de la banca española, año de nuestro señor Bárcenas de 2013, cobrando la entrada. "Pero qué paletos sois. Esto se lleva haciendo en Suiza toda la vida".